Albert Einstein en la UBA

Einstein en el auditorio del Colegio Nacional Buenos Aires

Los años 20 del siglo pasado fueron un período de intercambio científico y académico en el mundo. Argentina fue uno de los destinos elegidos por muchos científicos, a la vez que expertos y estudiantes argentinos continuaban su formación en el exterior. La UBA fue parte de ese movimiento científico internacional, concediendo becas para el perfeccionamiento en el exterior, e invitando a expertos, en pos de la transformación en la que se encontraba, que apuntaba en una dirección más científica, y no enfocada sólo en la formación de profesionales.

En ese marco fue que se gestó la visita de Albert Einstein, un científico ya famoso para la época, que estaba revolucionando no sólo la física, sino la ciencia en general. Fue el ingeniero Jorge Duclout quien inició el contacto con el científico alemán, aprovechando que el físico estaba de gira mundial desde 1920 para dar a conocer su Teoría de la Relatividad, y de paso, para brindar una buena imagen de la ciencia alemana.

Duclout mismo era inmigrante académico, físico e ingeniero de origen francés que se había radicado en el país a fines del siglo XIX. Fue profesor de ingeniería en la UBA, y una figura local e internacional reconocida, para la época de la visita de Einstein. Ellos se conocían de sus épocas de estudiantes en el Politécnico de Zurich, Suiza.

Duclout fue uno de los principales divulgadores de la Teoría de la Relatividad en Argentina, y por ello hizo se contactó con el afamado científico alemán, para que viniese a dar un ciclo de conferencias sobre el tema, en la Universidad de Buenos Aires.

Revolución científica

La teoría de la relatividad de Einstein desbancó siglos de la física formulada por Isaac Newton, al menos en cierta medida. Einstein comprobó que Newton se había equivocado al considerar que el tiempo y el espacio eran constantes. Él demostró que cuanto más rápido nos moviésemos, más lento pasaría el tiempo. Todo era relativo.

Su teoría incluye la ecuación más famosa de la historia: E=mc2, que implica que la masa de un objeto aumenta al desplazarse a gran velocidad. Esto a su vez lleva a la idea de que la materia y la energía son intercambiables, dos estados de la misma cosa. Esta genial deducción le permitió a Einstein revolucionar la ciencia, dándole explicación a fenómenos inexplicables hasta el momento.

Como si fuese poca la fama por generar tanto revuelo científico, con el eclipse de sol de 1919 se pudo comprobar su teoría de forma práctica. El eclipse permitió a los físicos observar cómo se comportaba la luz, y poder ver si Einstein tenía razón, y la tuvo. Esto lo convirtió en una celebridad mundial a la que todos querían conocer y escuchar. Razón por la cual al año siguiente inició una gira mundial dando charlas.

La UBA de los años 20

La UBA en los años 20 estaba todavía adaptándose a los cambios revolucionarios de la Reforma Universitaria de 1918, y uno de esos cambios era el de incluir la extensión universitaria, es decir, sacar el conocimiento de las universidades a las calles.

El rector de esos tiempos, José Arce (1922-1926) propició el intercambio internacional, y fue también quien impulsó la inclusión en el presupuesto nacional de una partida para becas en el exterior. Bernardo Houssay fue otro de los promotores de las becas en el exterior, ya desde 1923 insistía con la importancia de que los estudiantes de la UBA tuviesen alguna formación en el exterior, para potenciar el intercambio de conocimiento internacional.

Como parte de ese intercambio, muchos expertos alemanes, franceses y españoles visitaron el país para dar cursos y charlas, en esos años. En ese marco fue que se gestó la visita de Albert Einstein a la Argentina. La financiación de su viaje fue con ese presupuesto de la UBA, si bien otras instituciones aportaron, como la Institución Cultural Argentino-Germánica y la comunidad judía argentina.

Einstein en la UBA

El científico alemán llegó un 24 de marzo de 1925 al puerto de Buenos Aires, recibido no sólo por autoridades de la UBA, sino por una gran cantidad de público y periodistas. Todos querían saludar al célebre científico, sacarle una foto, y tener algunas palabras para sus medios de comunicación. “Nueva York atenuada por el sur”, opinó Einstein sobre la Buenos Aires que lo recibía.

En la UBA Einstein dio varias charlas, ocho en el auditorio del actual edificio del Colegio Nacional Buenos Aires, y otra en la Facultad de Filosofía y Letras. De esto el físico recordó “los jóvenes siempre agradables y se interesan por las cosas”. También visitó varios centros de investigación de la UBA, así como el Museo Etnográfico. Parte de su estadía también la aprovechó para visitar otras universidades, en ciudades como La Plata y Córdoba.

Estuvo un mes en el país, tiempo que aprovechó no sólo para dar 12 conferencias, en total, sobre su teoría de la relatividad, sino también para conocer la Argentina, a sus científicos y universidades. Ese mes de visitas le permitió opinar que “Los programas de los estudios secundarios y superiores que he examinado, me demuestran que este país no necesita aprender mucho de los centros culturales de Europa. En medicina, creo no equivocarme, ha llegado a su punto más alto. Pero en lo que concierne a las matemáticas en general, debo aclarar que el gobierno argentino debería intensificar más aún los estudios de la técnica, pues no es justo que un país tan progresista como la Argentina tenga que acudir al extranjero para contratar tal o cual profesor”.

En la actualidad, la UBA es una de las universidades mejor ubicadas a nivel internacional en el área que Einstein recomendaba “intensificar” los estudios. Algunos historiadores opinaron que la visita de Einstein no generó un impacto importante en la ciencia local, pero lo cierto fue que, si bien no fue inmediato, el efecto se debe haber sentido, ya que la física y matemáticas argentinas fueron despegando al grado de que hoy son de las más importantes a nivel mundial.

Ley de educación ambiental

El pasado 14 de mayo, la Cámara de Senadores de la Nación aprobó por unanimidad la Ley de Educación Ambiental Integral para la República Argentina, que tiene por objeto establecer el derecho a la educación ambiental integral como una política pública nacional. La ley, incluye una Estrategia Nacional para la Sustentabilidad en las Universidades Argentinas, que fue elaborada con la participación de la Universidad de Buenos Aires.

La nueva ley, en cuyo contenido participó activamente la UBA, destaca el rol fundamental de las universidades en la promoción de cambios culturales, sociales, y ambientales de toda la comunidad, especialmente para las generaciones de estudiantes que egresan cada año, que podrán ser actores de cambios a favor del ambiente y la mejora de la calidad de vida de las comunidades con las que se relacionen.

En el Día Mundial del Ambiente, conversamos con Alejandra Reich, coordinadora general de UBA Verde, programa de la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de la UBA, y coordinadora de la Red UAGAIS (Universidades Argentinas para la Gestión Ambiental y le Inclusión Social).

“Tenemos la responsabilidad de ser un elemento importante en la formación de profesionales y futuros tomadores de decisiones, íntegros y conscientes del papel que puedan desempeñar en la transformación de sus realidades” remarca Reich, a propósito de la Ley y el papel de las instituciones educativas en la generación de conciencia ciudadana para la restauración del medio ambiente.

La participación de la Universidad de Buenos Aires en el contenido de la Ley, se remonta al año 2017, cuando desde la UBA se propuso la creación de la Red de Universidades Argentinas para la Gestión Ambiental y la Inclusión Social (UAGAIS) y cuyo trabajo se ve hoy plasmado en la Estrategia Nacional de Sustentabilidad en las Universidades Argentinas del capítulo 2 de la Ley.

“Fue un trabajo conjunto, entre las más de 35 Universidades Argentinas que conforman la Red  a partir de la cual se fomentó la iniciativa de construir una Estrategia Nacional para la Sustentabilidad en las Universidades Argentinas que constituyó parte de las acciones emergentes del compromiso asumido por los diferentes actores políticos y sociales, con el objetivo común de desarrollar una política pública en materia de educación y gestión ambiental que implemente programas de sustentabilidad y proyectos de formación docente, elabore recursos didácticos y aportes para que los diseños curriculares y la gestión universitaria incorporen la dimensión ambiental en su integralidad y complejidad”, detalla Reich.

“En ese entonces –continúa Alejandra Reich- se llegó a la conclusión de que una de las prioridades nacionales en materia de educación ambiental era incorporar la sustentabilidad en la formación profesional de nivel terciario y universitario, en el convencimiento de que ya no era una posibilidad, sino una necesidad pensar y trabajar en el marco de universidades que incluyan la sustentabilidad como pilar de formación”.

Puntualmente, en el capítulo 2 de la recientemente aprobada Ley de alcance Nacional, fue incluida la propuesta  de la Estrategia Nacional de Sustentabilidad en las Universidades Argentinas que tiene como objetivo, promover la gestión en las universidades públicas y privadas de todo el territorio Nacional, a los fines de que dichas instituciones tengan herramientas para decidir incorporar la dimensión ambiental en todos los ámbitos que hacen a la vida universitaria, desde lo curricular a la gestión edilicia, la extensión y la investigación, con miras a la construcción de una cultura ambiental universitaria.

El trabajo de la UBA y su compromiso en este sentido no es nuevo, comprende varias aristas y abarca a todas las facultades y ámbitos universitarios, comenzando con el programa UBA Verde, que funciona desde el año 2013 y cada año suma más iniciativas y actividades comprometidas con el tratamiento de residuos, el reciclaje y toda actividad que implique la formación ambiental para una universidad más sustentable.

Para finalizar, Alejandra Reich adelanta: “Estamos trabajando, junto a otros programas de UBA interesados en problemáticas ambientales, en un proyecto que evalúe el impacto que genera el funcionamiento de la Universidad en diferentes ejes; agua, energía, movilidad y residuos. El proyecto final promoverá acciones dirigidas a la reducción del impacto ambiental y al fortalecimiento de actitudes y hábitos que generen conciencia ambiental en la comunidad universitaria. La idea es seguir fomentando, como lo venimos haciendo desde UBA Verde, la participación de todos y todas los y las integrantes de la comunidad universitaria en sus distintas facultades, departamentos e institutos”.

La UBA rinde homenaje a Alberto Boveris

Doctor Alberto Boveris

A un año de su fallecimiento, el Instituto de Bioquímica y Medicina Molecular de la Facultad de Farmacia y Bioquímica llevará su nombre. Boveris fue decano de la Facultad, durante 16 años, vicerrector de la Universidad de Buenos Aires y presidente UBATEC en dos períodos.

La Facultad de Farmacia y Bioquímica propondrá, al Consejo Superior de la UBA, la nueva denominación del Instituto de Bioquímica y Medicina Molecular (IBIMOL), como  “Instituto  de  Bioquímica  y  Medicina  Molecular,  Prof.  Alberto  Boveris”, quien falleciera hace un año.

La creación del Instituto fue la expresión intelectual, ética y pragmática de los valores personales de Boveris y de su idea de lo que debía ser el desarrollo científico y la excelencia académica. Fue justamente la valoración de la integridad científica que él transmitía lo que motivó a María Inés Vaccaro, actual directora del IBIMOL, a proponer este homenaje al profesor Boveris incorporando su nombre en la denominación del Instituto.

Alberto Boveris fue farmacéutico, bioquímico y Doctor de la Universidad de Buenos Aires. En el área científica, sus investigaciones en el campo de la bioquímica, biofísica y la medicina representan un invalorable aporte al conocimiento de los procesos donde participan los radicales libres del oxígeno y del nitrógeno, representado por más de 300 publicaciones en revistas científicas del más alto nivel. Estos estudios se aplican actualmente a la investigación sobre la etiología, progresión y tratamiento de enfermedades metabólicas, cardíacas y neurodegenerativas.

El Dr. Boveris tuvo una amplia trayectoria en gestión y política universitaria, desempeñando cargos como Secretario Académico. Posteriormente, fue Decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, durante 16 años y Vicerrector de la Universidad de Buenos Aires. Fue uno de los principales impulsores de la transferencia de Tecnología desde la universidad hacia el gobierno y la empresa, actividad que comenzó en el año 1986, siendo Secretario de Promoción Científica y Tecnológica de la UBA y que luego concretó con la constitución de UBATEC en el año 1991, de la cual fue presidente en dos oportunidades (1998-2003 y 2008-2012).

Alberto Boveris ha sido uno de los científicos argentinos con mayor número de publicaciones y de mayor volumen de citaciones en las publicaciones científicas de otros colegas en todo el mundo, motivo por el cual recibió el Premio Scopus en el año 2007

Sus contribuciones en el área científica representan un notable aporte al conocimiento. Fue pionero en el campo del estudio del estrés y daño oxidativo en la Argentina, y ha formado en este tema a numerosos investigadores que actualmente siguen el desarrollo de sus líneas de trabajo en la UBA y en otras instituciones,

El profesor Boveris fue, en 2017, distinguido como Personalidad Destacada en la Ciencia, la Tecnología y la Educación por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Bicentenario de la UBA: se lanza una convocatoria especial para fomentar la investigación entre estudiantes de grado

En el año del Bicentenario, la Universidad lanza un programa especial para el fomento de la investigación entre sus estudiantes de grado. Se trata de una convocatoria que otorgará 200 incentivos económicos a alumnos y alumnas de las 13 Facultades. Las y los postulantes deberán presentar proyectos orientados a pensar temas estratégicos para el desarrollo del país, dentro de cada área de conocimiento. La convocatoria estará abierta desde el 19 de abril hasta el 7 de mayo.

La UBA cumple 200 años formando futuro y lo celebra acompañando a la próxima generación de investigadores e investigadoras. La Universidad abre este programa para estudiantes de carreras de grado de hasta 30 años, que tengan entre el 50% y el 90% de las materias aprobadas (incluyendo el CBC), y presenten proyectos de investigación sobre nudos estratégicos para el desarrollo de la Argentina.

El estímulo para la investigación comenzará a regir a partir del 1 de septiembre de 2021 y se extenderá por doce meses. Quienes resulten seleccionados recibirán un estipendio mensual mientras dure el programa. 

“Con el lanzamiento de esta iniciativa, la UBA reafirma su compromiso histórico con la investigación y la ciencia. Queremos seguir consolidando una de las funciones fundamentales de la Universidad, que es formar investigadores”, señaló el rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri.

¿Cómo participar?

Como en todos los proyectos, las y los postulantes deben contar con un director o directora de investigación que posea un cargo docente regular rentado, como lo establece el reglamento de Becas de Investigación de la UBA.

Junto al director o directora de la investigación, es necesario presentar el proyecto en la Unidad Académica en la cual el director o directora tenga su lugar de trabajo. La facultad se encargará de realizar la postulación a través del SIGEVA-UBA. Para más información, consultar la resolución de la convocatoria o escribir a becas@rec.uba.ar.

La convocatoria a este programa de estímulo a la investigación se inscribe en la celebración por el año del Bicentenario de la Universidad de Buenos Aires. Por los 200 años, la UBA tiene prevista una serie de acciones que incluyen una renovación integral de sus recursos digitales, la entrega de premios a personalidades destacadas de la Universidad, conferencias magistrales y actividades culturales, entre otras iniciativas.

Resistencia, integración y creación colectiva

El Carnaval, a lo largo de la historia, fue asociado tanto a celebraciones paganas como religiosas, pero, en ambos casos, no cabe dudas de que se trata de una fiesta permisiva, unos días de euforia y relajación de cosas prohibidas de la sociedad. Hoy, es una fiesta alegre y colorida, de disfraces, música y baile, un regocijo de niños y adultos.

Algunos historiadores datan a los primeros carnavales en la antigua Sumeria, retomado por Egipto y el Imperio Romano, desde donde se difundió por toda Europa, siendo traído a América por españoles y portugueses en la época de la conquista a partir del siglo XV.

Otros dicen que su origen, siempre pagano, se remonta a los tiempos de la antigua Grecia y Roma, en las fiestas dionisíacas griegas y las saturnalias romanas, cuyo significado celebraba el paso de un año a otro. Su legado en los carnavales se ve en el uso de máscaras, desfiles de carros y la sátira política.

Entrada la Edad Media, se volvió religiosa. La palabra Carnaval es un término latino, carnelevarium, que significa quitar la carne. Por esos años, la iglesia católica prohibió el consumo de carne durante la cuaresma cristiana, previa a la Pascua, y entonces, el Carnaval marcaba unos días excepcionales, opuestos a la represión sexual y al severo ayuno de la Cuaresma, que venía inmediatamente después.  

La sociedad de la época estaba empobrecida, con hambrunas frecuentes y muchas diferencias sociales. El Carnaval entonces se usaba para dar un respiro, divertirse e intercambiar los roles sociales donde el pobre se confundía con el rico, la servidumbre con los amos, hombres transformados en mujer. Entonces, a través de máscaras y disfraces se permitía el cambio de identidad, la burla de la jerarquía y la caricatura de lo prohibido y chabacano.  

Finalmente, en el Renacimiento, el Carnaval llegó a las cortes europeas, que, ligada más al teatro, la danza y la música, la fiesta toma un tinte ornamental y auge esplendoroso, donde se destacaban los largos desfiles, carros alegóricos y espectaculares vestidos.

A lo largo del tiempo, aquel Carnaval nacido de las entrañas de las fiestas griegas y romanas se fue trasladando alrededor del mundo, y hoy en día, se pueden ver, siempre a finales de febrero o primeros días de marzo, según el año, los diferentes festejos que, embebidos por la cultura particular de cada región, toman su propia forma. Hoy, se encuentra muy arraigado como celebración popular, alejándose de su significado religioso.

En América llegó con los conquistadores para luego incorporar rasgos aborígenes y precolombinos. En Argentina es un atractivo turístico importante, y tiene características propias en cada región del país.

Argentina: Tres celebraciones diferentes 

En nuestro país podemos distinguir al menos tres tipos de festejos carnavalescos con marcadas diferencias. Por un lado, los del norte argentino, relacionados a fiestas aborígenes como la Pachamama, con influencias peruana y boliviana. Por otro, aquellos que presentan grandes comparsas y carrozas alegóricas, cuyo ejemplo más conocido son los de Corrientes y Entre Ríos, familiarizados con el carnaval brasilero; y por último, los corsos porteños, más relacionados a las murgas rioplatenses y a las canciones de protesta, similares a las murgas uruguayas.

El norteño Diablito Carnavalero
Los carnavales de Jujuy, fundamentalmente en la Quebrada de Humahuaca, se basan en el desentierro y el entierro del Diablo Carnavalero, Coludo o Pujllay, un muñeco que simboliza la liberación de los deseos reprimidos.  Introducido por los españoles en América, se fusionó con rituales nativos destinados a celebrar la fecundidad de la tierra y a honrar a la deidad de la Pacha Mama, por los bienes recibidos.  

La celebración comienza con bailes y carnavalitos una semana antes del gran carnaval, donde los participantes acompañan a las comparsas y se congregan en los alrededores del pueblo para llevar a cabo la ceremonia de desentierro. Allí desentierran a quien fecunda a la Pacha Mama, representado por un muñeco de trapo que fue enterrado en el final del último carnaval. Una vez finalizada la ceremonia, todos bajan cantando canciones y se tiran agua, harina, talco y serpentinas. Durante ocho días, las comparsas bailan carnavalitos por las calles, y a la noche en los locales. El festejo termina el Domingo de Tentación, con el entierro del Diablo, en un hoyo que representa la boca de la Pachamama, junto a cigarrillos, coca, serpentinas y chicha hasta el año siguiente.

Se prueban entonces platos típicos como empanadas, corderos, queso de cabra y bebiendo, entre otras cosas, chicha y entre lamentos se reza para que haya nuevamente diversión al año siguiente. Hay baile y música interpretada con instrumentos autóctonos. Los habitantes se visten con trajes coloridos utilizando cascabeles y máscaras para disfrazarse; se divierten impregnándose la cara con harina y tirándose talco y serpentinas, repartiendo ramitas de albahaca.
En Salta además, se realizan los corsos con numerosas presentaciones de danzas propias y también danzas bolivianas como son los caporales, tinkus, diabladas.  
 

Al Este del Carnaval

La ciudad de Corrientes es la Capital Nacional del Carnaval. La tradición se remonta al siglo XIX, antes de la Guerra de la Triple Alianza, donde Corrientes capital, homenajeaba a San Baltazar con música y baile. En ellos se ve la fuerte influencia del Brasil en el diseño de trajes y la organización de los desfiles, moldeados al estilo de las escolas do samba de ese país. 

Hay disfraces, desfiles y fiestas en la calle, las comparsas elaboran cada año un tema o argumento que desarrollan a través de las distintas secciones de la comparsa. Los trajes típicos son de fantasía cubiertos de piedras, lentejuelas, canutillos y plumas.

Los desfiles tienen lugar en un Corsódromo y su fiesta carnestolenda se encuentra entre los mejores carnavales del mundo junto al de Rio de Janeiro, Niza, Venecia y Nueva Orleans. También se realizan los carnavales barriales que pretenden mantener vivo el espíritu original.

Desde Corrientes, la costumbre se trasladó a Entre Ríos, celebrándose principalmente en Concordia, Gualeguay y Concepción del Uruguay, aunque el centro carnavalesco es Gualeguaychú, donde se construyó un escenario dedicado a la fiesta llamado corsódromo, con capacidad para 35.000 espectadores sentados.

Las comparsas de Gualeguaychú tienen un límite de 250 integrantes como máximo y un tope de cuatro carrozas y cuatro trajes de fantasía. Las diferentes comparsas compiten entre sí para ser elegidas ganadoras. Los rubros son: carrozas (alusividad al tema, proporciones, formas, color, iluminación, construcción y terminación), vestuario (diseño, confección y fidelidad al tema), música y baile (letra, melodía, canto, ejecución, espíritu carnavalesco y expresividad corporal).

Las principales comparsas de Gualeguaychú son Papelitos, O’Bahía, Marí Marí, Kamarr y Ara Yeví, todas con más de veinte años de antigüedad.  

Carnavales ciudadanos: porteños y bonaerenses

La historia de los carnavales en Buenos Aires es un tema muy poco estudiado.  Su origen se remonta a los conquistadores españoles, quienes trajeron un carnaval europeo. En sus albores, los sectores populares participaban con bailes y agua en las calles; este festejo no era bien recibido por las clases altas de Buenos Aires, quienes lo describen como una “costumbre bárbara”.

En 1770 se penaba con azotes. Años más tarde, se fue restringiendo a lugares cerrados y así fue que comenzó a privatizarse, a salir de la calle y eso va a sucederse a lo largo de su historia. Por otro lado, en las calles se desafían las prohibiciones, jugando con agua, huevos y harina.

Los festejos, que se realizan desde la época colonial y en el cual confluyen distintas culturas, revela, desde mediados del siglo XIX -detrás de la risa y la máscara- las diferencias sociales de un país y una ciudad.

La sátira, el baile, con mucha influencia africana, la música callejera, el humor, el desparpajo y la burla, son los rasgos más distintivos. Aquí sí, al igual que en el medioevo, la máscara y el disfraz proponen la confusión de lugares sociales y hasta de sexos, lo que hizo que se lo tomara por un hecho subversivo y conllevó a varias prohibiciones a lo largo de su historia y lo llevó a refugiarse en salones privados.

La característica más marcada fue la de la influencia de la cultura de los esclavos negros de la colonia, alrededor de 1600 en el Río de la Plata, quienes se congregaban junto a sus amos para celebrar este festejo con sus canciones, sus melodías, sus instrumentos y bailes.

Otra de las costumbres que caracterizó al carnaval porteño fue la de arrojarse agua. Los bonaerenses se mojaban los unos a los otros; ricos, pobres, blancos y negros, esclavos y señores. El abuso de esta costumbre causó distintas prohibiciones, y recién en 1854 se volvió a celebrar con permiso. El carnaval volvió, pero con un reglamento que había que respetar: se realizaban bailes públicos en distintos lugares de la ciudad, previo permiso policial. Allí surgieron las primeras comparsas.

Los carnavales porteños más brillantes se vivieron durante la presidencia de Sarmiento,  fanático del carnaval y cuentan que no le molestaba si le arrojaban agua, incluso cuando era presidente. Allí se realizó el primer corso de 5 cuadras donde participaron 16 comparsas con guitarras, violines y cornetas. Se comentó que el mismo presidente había asistido con un gran poncho y cubierta la cabeza con un chambergo.

Llegado el siglo XX, en cada barrio, organizadas por vecinos y comerciantes, había una murga con jóvenes artistas que, junto con los músicos y las mascaritas, animaban la jornada. Las plazas y las fachadas de los edificios se adornaban con guirnaldas, banderines y lamparitas de colores.

La Avenida de Mayo albergó al corso oficial de la ciudad. Para quienes preferían un ambiente más selecto, se celebraban bailes en el Jockey Club, clubes de barrio y el Club del Progreso. También los teatros como el Ópera, el Politeama, el Marconi y el Smart, se convertían en salones de baile. La orquesta se situaba sobre el escenario, y los palcos se alquilaban.  Los bailes de Carnaval fueron la base del relanzamiento del tango. 

En la década del 30, las agrupaciones de carnaval de los barrios, pasaron a tener nombres paródicos, acompañados del nombre del barrio de origen: Los Eléctricos de Villa Devoto; Los Averiados de Palermo; Los Criticones de Villa Urquiza; Los Pegotes de Florida y Los Curdelas de Saavedra, son algunas murgas legendarias de aquella época.

La dictadura en 1976 prohibió los carnavales y derogó, a través del decreto 21.329 firmado por Jorge Rafael Videla, el artículo primero del decreto ley por el cual el lunes y martes de Carnaval eran feriados nacionales.

En 1983, con el retorno de la democracia, las calles de Buenos Aires, retomaron la música, el espíritu y el color del carnaval. Actualmente, las murgas mantienen viva la pasión el baile, la parodia, los disfraces y el sonar del bombo. Muchos jóvenes artistas del teatro, la música y la danza han retomado la estética carnavalesca, dando difusión a este género en distintos centros culturales.

A través de nuevas formas y de las distintas regiones del país, el carnaval se recicla, revitaliza, y también adopta modos de resistencia; las murgas barriales son instrumentos de integración, donde la participación y la creación colectiva superan al individualismo que suele prevalecer en los tiempos que corren.

Una mujer adelantada

Cecilia Grierson fue la primera médica argentina. Allá por 1889 no le fue fácil convivir en un mundo de hombres, tanto es así, que nunca logró ser jefa de cátedra ni de sala por su condición de mujer. Sin embargo, logró destacarse como docente, fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y la primera escuela de enfermeras de Sud América, entre otras cosas.

Cecilia Grierson nació un 22 de noviembre de 1859 y se graduó de médica en la Universidad de Buenos Aires el 2 de julio de 1889, cuando tenía 30 años. Su tesis doctoral trató sobre “Histerio-ovarotomías ejecutadas en el Hospital de Mujeres, desde 1883 a 1889”. Desde entonces y durante toda su vida, se iba a interesar por las mujeres en todos los planos.

Había nacido en la provincia de Entre Ríos. En 1878, se recibió de maestra, ejerció durante algunos años, pero se decidió por la Medicina, entre otras cuestiones prácticas por la enfermedad de una amiga: “Tenía una amiga, distinguida condiscípula, noble espíritu, cuyo organismo se ha­llaba minado por una lenta enfermedad. Creía que podría salvarla poseyendo los conocimientos necesarios, es decir, siendo médica ¡Vana ilusión! Murió Amalia Kenig algunos años después que obtuve el diploma anhelado”.

Completó su carrera en el plazo normal de seis años, a pesar de trabajar 8 horas diarias mientras realizaba sus estudios. Durante el transcurso de la misma, fue Ayudante del Laboratorio de Histología, al tiempo que realizaba la práctica hospitalaria en la Asistencia Pública.

Para lograr su ayudantía, escribió al entonces decano de la Facultad de Medicina Dr. Pedro Pardo diciendo: “Como el Sr. LLovet renuncia a su cargo de preparador de histología patológica, solicito se me nombre en su reemplazo. Todo el año me he dedicado a esa práctica y soy considerada una de las mejores alumnas en la materia”. Así fue que entre 1885 y 1888 se destacó como ayudante de histología en la Facultad.

Antes de terminar sus estudios de medicina, también comenzó a trabajar en el Hospital San Roque -hoy Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires-, donde se dedicó a la ginecología y obstetricia. Siempre supo combinar la asistencia y la enseñanza de diversos temas.

En 1886, fundó la primera escuela de enfermeras de Sud América, que fue oficializada por la Asistencia Pública en 1891.

Para sus alumnas de enfermería escribió el folleto: “Guía de la Enfermera”, y publicó “Primeros auxilios en casos de accidentes”. Más tarde, en 1897, publicó el texto “Masaje Práctico” a beneficio de la asociación de enferme­ras y masajistas que acababa de constituir.

Una mujer que supo ocupar espacios

Ya recibida de médica y con vasta experiencia, hizo uno de sus viajes a Europa, donde en París, realizó cursos de perfeccionamiento en ginecología y obstetricia y fundó, de vuelta en Argentina, en el 1900, la Asociación Obstétrica Nacional y, en 1902, la Escuela Técnica del Hogar, donde se dictaban cursos de economía doméstica y puericultura, con la idea de enseñar a las jóvenes “conocimientos útiles”.

En 1891 fue una de las fundadoras de la Asociación Médica Argentina y el 15 de abril de 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, que se ramificó a varios lugares del país y cuya enseñanza se hizo extensiva a varias instituciones, centros y reuniones, sobre todo, en barrios humildes.

Fue miembro activo de la Cruz Roja, y de mu­chas otras instituciones benéficas y de educación. 

Cuenta Cecilia en sus memorias que esto le valió un curioso pergamino: ser miembro honorarioa de la sociedad «Bomberos Voluntarios de la Boca», así como ser socia ho­noraria del Club del Progreso de esta capital.

En 1892 colaboró con la realización de la primera cesárea que tuvo lugar en la Argentina y dos años después, en 1894, se presentó en el concurso para cubrir el cargo de profesor sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras.

El concurso fue declarado desierto, porque en aquellos tiempos las mujeres todavía no podían aspirar a la docencia universitaria. Así se refería Cecilia Grierson, al respecto: “Debo de­clarar que siendo médica diplomada, intenté inú­tilmente ingresar al profesorado de la Facultad, en la sección en que la enseñanza se hace sólo para mujeres. No era posible que a la primera que tuvo la audacia de obtener en nuestro país el título de médico-cirujano se le ofreciera alguna vez la oportunidad de ser médico jefe de sala, directora de algún hospital, o se le diera un puesto de mé­dico escolar, o se le permitiera ser profesora de la Universidad”.

En Europa también se interesó por los institutos de ciegos y presentó un informe que se publicó en el Boletín Oficial, del 1º de mayo de 1900, y en el Monitor de Educación Común, del 1º de junio de ese mismo año; además, trajo de las mejores instituciones, material de enseñanza para los ciegos, siendo también en esta temática, pionera en nuestro país.

Feminista internacional

En 1899, Cecilia Grierson participó como presidenta del Congreso Internacional de Mujeres que se realizó en Londres, lo que le permitió, un año después, fundar en nuestro país, el consejo de mujeres. Junto a la Asociación de Mujeres Universitarias, del cual fue cofundadora, impulsó el Primer Congreso Feminista Internacional de Argentina, en el cual se discutió la educación, la legislación del trabajo femenino, el abandono de los hijos y el sufragio universal.
“En el primer Congreso Femenino Internacional, reunido en nuestro país, agasajamos a las delegadas y concurrentes e hicimos conocer en el extranjero la acción de la mujer en la Ar­gentina, mediante la publicación en un volumen de los trabajos presentados y conclusiones vota­das en esa ocasión”.

La Dra. Cecilia Grierson falleció el 10 de abril de 1934. Dejó un legado inconmensurable en el campo de la educación y la medicina, pero, fundamentalmente, se la recordará porque supo ser una mujer adelantada para su época, que abrió y sigue abriendo caminos difíciles de transitar, aún hoy, para las mujeres.

En el Roffo, el mejor equipo de Latinoamérica

Un grupo de profesionales del Instituto Roffo, dependiente de la Universidad de Buenos Aires fue distinguido a nivel internacional como el mejor equipo de tratamiento de cáncer torácico en Latinoamérica. Conversamos con una de las premiadas, la Dra. Mónica Castro, Jefa del equipo de la Unidad Funcional de Oncología Torácica.

La Asociación Internacional para el Estudio de Cáncer de Pulmón (IASLC) cada año premia  a diferentes equipos multidisciplinarios que brindan atención excepcional a sus pacientes, con la particularidad de que son los mismos pacientes con cáncer de pulmón, o sus familiares, quienes realizan las nominaciones de acuerdo a su propia experiencia.

Se evalúa la trayectoria del equipo y la Institución en relación a la confianza que ofrece el equipo, la posibilidad de compartir decisiones, accesibilidad al tratamiento ofrecido, las opciones de tratamiento que brinda la institución, la información recibida, la posibilidad de testeo tumoral histológico y molecular y el soporte de control sintomático que se brinda al paciente.

La asociación, con sede en Singapur reconoce una sola institución por región y participan cinco regiones: América del Norte, Europa, América Latina, Asia y el resto del mundo. Por Latinoamérica, los profesionales del Equipo de la Unidad Funcional de Oncología Torácica/Transferencia, que fueron distinguidos junto a la Dra. Mónica Castro, son la Dra. Carolina Gabay, el Dr. Pablo Cresta y la Dra. Mara Bonet.

Para la Dra. Mónica Castro,  esto “representa un reconocimiento muy importante porque se origina en la mirada del paciente. Si bien en la selección el panel internacional tiene en cuenta la trayectoria del equipo y la institución donde se desempeña, la iniciativa es  del  paciente asistido y sus familiares. Esto para nosotros es el logro máximo, nos dignifica y estimula a seguir frente a las numerosas dificultades “.

El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en todo el mundo. En Argentina esto se cumple en hombres, mientras que en mujeres, el cáncer más mortal es el de mama, mientras que el de pulmón ocupa el segundo lugar con el cáncer colorectal. Sin embargo, según aclara la especialista: “En las últimas décadas  se ha destacado el  incremento sostenido de cáncer de pulmón en mujeres como consecuencia de la expansión del consumo del tabaco en la población femenina. Si bien este incremento de casos de cáncer de pulmón se extiende también a  personas no fumadoras, cuya etiología se encuentra en estudio, el tabaco es indiscutiblemente su principal agente causal constituyéndolo en uno de los tipos de cáncer prevenibles”.

El año próximo se cumple el centenario de la inauguración del primer pabellón del Instituto de Medicina Experimental para el Estudio y Tratamiento del Cáncer por parte del Dr. Ángel Honorio Roffo, quien fuera fundador y director del mismo. A propósito de esto, la Dra. Mónica Castro reflexiona: “No podemos dejar de mencionar que fue pionero en describir los carcinógenos del tabaco y los cánceres asociados al consumo del mismo. La lucha con la industria tabacalera,  muchos años después se basó en estos estudios para probar el daño por tabaco”

El trabajo que desarrolla cada unidad funcional del Instituto Roffo es transdisciplinar, donde se conectan diferentes equipos de profesionales: oncólogos, cirujanos,  radioterapeutas, patólogos, biólogos, neumonólogos, imaginólogos y paliativistas,  para abordar la problemática del paciente oncológico.  El trabajo de este equipo multidisciplinar está integrado también por los cirujanos torácicos Dr. Luis Thompson y Doctores Adrián Gilardoni y Lucas Arias, Dra. Catalina Pogany y la Dra. Iris Boyeras.

Para finalizar, la Dra Castro elige destacar el legado del Dr. Roffo, quien fue tres veces candidato al Nobel, supo desarrollar la actividad asistencial, la proyección experimental  y estadística en el primer centro de Latinoamérica solo dedicado al estudio y tratamiento del cáncer.  Siguiendo sus pasos, la Unidad Funcional de Tórax y Transferencia prioriza la investigación académica independiente además de la labor asistencial. En los últimos años se presentaron numerosos trabajos relacionados al tema, que ponen al instituto de la UBA al más alto nivel internacional.

“A una centena de años de distancia, y  enfrentando una pandemia de por medio, consideramos que los principios que dieron forma a esta institución  en sus inicios, hoy sostienen nuestras acciones:  la formación de personal para el cuidado integral del paciente oncológico, la investigación académica independiente como pilar en la lucha contra el cáncer y el respeto y comprensión frente al dolor humano como eje fundamental de esta labor. Estas premisas pueden cumplirse con el apoyo y fomento de políticas públicas para sostenerlas y afianzarlas”.

Se aprobó el diploma digital en la UBA

La Universidad de Buenos Aires confeccionará y expedirá los títulos mediante un sistema en línea que acortará notablemente el tiempo de tramitación.  El rector Alberto Barbieri señaló “que se trata de un logro muy importante que nos permite enfrentar los desafíos que nos impone el siglo XXI y la pandemia del Covid-19”.

El Consejo Superior aprobó el reglamento para la confección y expedición de diplomas en forma digital lo que permite reducir los tiempos de su tramitación dentro de la Universidad y actualizar los protocolos de seguridad. Además de la copia en papel, los egresados, recibirán el título en formato pdf –encriptado-, lo que les permitirá realizar trámites en forma online tanto en el país como en el exterior.

El rector Alberto Barbieri destacó que “la implementación de este proyecto es un paso más que damos desde esta gestión en el camino de seguir modernizando a la UBA y ubicarla como referencia en el campo de la ciencia, la investigación y la tecnología”.

Barbieri agregó que “En el ámbito académico hemos actualizado los planes de estudio, aplicamos las TIC a todos los procesos de enseñanza y aprendizaje, y ahora sumamos este importante avance en cuanto a la digitalización del trámite de título, el cual es un logro muy importante que nos permite enfrentar los desafíos que nos impone el siglo XXI y la pandemia del Covid-19”.

Se espera que la nueva modalidad online acorte en casi dos meses los tiempos de confección y expedición de diplomas ya que al reemplazarse el expediente papel por el expediente electrónico, se agilizarán las tareas de control y expedición de diplomas.

Además, la comunicación de rechazos, pedido de corrección de datos erróneos o confusos, se hará en forma online, con lo cual el trámite podrá continuar rápidamente. Por último, hay que destacar que al ser virtual el trámite de legalizaciones de los diplomas este será un factor más que contribuirá a una mayor velocidad en la tramitación. Una vez realizado, el proceso – tal como es hoy en día- sigue en el ministerio de Educación, que deberá chequear y convalidar la información.

Esta innovación se suma a la aprobación del “Reglamento del Procedimiento para las Legalizaciones de Documentación Académica” que incluyen certificados analíticos, de planes de estudio, de título en trámite, de egresado/a, alumno/a regular, programa de materias, los cuales también se realizan ahora en forma electrónica y a la implementación del Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE) como sistema integrado de caratulación, numeración, seguimiento y registración de movimientos de todas las actuaciones y expedientes electrónicos de la Universidad de Buenos Aires.

Los diplomas digitales corresponden a carreras de grado, acreditaciones parciales de una carrera de grado, carreras técnicas de nivel universitario, de complementación curricular de una carrera de grado, carreras de posgrado, certificados de reválida expedidos por la Universidad y certificados analíticos finales. Se implementarán mediante el sistema de Trámites a Distancia de la Universidad de Buenos Aires (TAD-UBA).

El camino al título: Ganando eficiencia

Al finalizar una carrera o posgrado, el interesado o interesada iniciará su trámite de título, el cual se realizará en la plataforma de Trámites a Distancia de la Universidad de Buenos Aires (TAD-UBA), por lo cual ya no se requerirá trasladarse a la Facultad correspondiente a iniciar el trámite.

Las solicitudes deberán ser acompañadas de copia del Documento Nacional de Identidad argentino de la egresada o egresado y copia legalizada por la Dirección General de Títulos y Planes del título anterior (de nivel secundario, superior o universitario) con la traducción al idioma español -cuando corresponda- realizada por los profesionales habilitados. En el caso que no estuviera legalizado este título, el trámite también podrá hacerse online.

La presentación se realizará bajo declaración jurada, asumiendo el presentante la responsabilidad legal y administrativa respecto a la veracidad de la información y de la autenticidad de los documentos originales en soporte papel que obra en su poder.

La Facultad o Unidad Académica verificará el cumplimiento de todos los requisitos establecidos por el plan de estudios de lo cual se dejará constancia en el expediente electrónico en el cual tramita la solicitud. Una vez verificados el cumplimiento de todos los requisitos, la Facultad o Unidad Académica solicitará la expedición del diploma a la Dirección General de Títulos y Planes de la UBA.

Al finalizar el trámite, cada egresada/o recibirá además del tradicional diploma impreso en cartulina, firmado y legalizado digitalmente, un ejemplar también firmado y legalizado digitalmente en soporte pdf a través de la Plataforma de TAD-UBA, considerándose ambos documentos como originales en los términos del artículo 11 de la ley 25.506.

Los diplomas serán firmados digitalmente con dispositivo criptográfico por el o la Rectora y el o la Secretaria de Asuntos Académicos de esta Universidad; la/s o lo/s Decano/s y el o la Secretaria/s Académica/s de la/s Facultad/es.

Control y seguridad

Las Unidades Académicas realizarán auditorías periódicamente y con una frecuencia no inferior a una vez por semestre con la finalidad de verificar la integridad y seguridad de los sistemas informáticos de gestión académica; la autenticidad, integridad y seguridad de la información registrada en esos sistemas y en las actas o libros en soporte papel; como así también la consistencia entre la información existente en las actas o libros en soporte papel y la registrada en los sistemas de gestión académica.

La Auditoría General de la Universidad de Buenos Aires con la colaboración de la Dirección General de Títulos y Planes realizarán anualmente auditorías integrales en las Unidades Académicas con la finalidad de auditar los sistemas y soportes utilizados. Cada Unidad Académica será auditada, al menos, una vez por año calendario. 

El Plan de Auditoría será aprobado por el Consejo Superior en su última sesión ordinaria anual y será propuesto por la Secretaría de Asuntos Académicos con el asesoramiento de la Auditoría General de la Universidad de Buenos Aires.

El primer Plan de Auditoría deberá ser presentado antes del 30 de noviembre de 2020 y se extenderá hasta el 28 de febrero de 2022.

Capacitación Obligatoria de género y violencia contra las mujeres

En el marco de la pandemia del COVID-19, la Universidad de Buenos Aires sigue brindando cursos sobre la temática de género de manera virtual, gratuita y autogestionada a toda su comunidad. Más de 60.000 estudiantes ya se matricularon.

El 20 de noviembre de 2019, el Consejo Superior de la UBA aprobó por unanimidad la Resolución Nº 1995/19, que establece la capacitación obligatoria en temáticas de género y violencia contra las mujeres para todas las autoridades, docentes, investigadores, estudiantes y nodocentes que desarrollan sus actividades en la Universidad de Buenos Aires. 

Estos cursos desarrollados por la Secretaría de Asuntos Académicos de la UBA, se inscriben en el marco de diferentes acciones que la Universidad realiza desde el año 2015 sobre la temática, como la implementación del protocolo de acción contra la violencia de género y la discriminación por género u orientación sexual, así como capacitaciones optativas destinadas a toda la comunidad universitaria y diferentes campañas de difusión.

Además, se corresponde con los lineamientos establecidos en la Ley Micaela, sancionada en diciembre del 2018, que exige la capacitación en materia de género a funcionarios públicos. 

Modalidad de la capacitación

La formación del curso consta de tres unidades de estudio relacionadas con la construcción social de los géneros, los diferentes tipos, modalidades y contenidos en que se expresan las violencias por motivos de género. También abarcan temas sobre el acceso a los derechos y las herramientas que existen para eliminar estas violencias.

En cada una de ellas, especialistas de larga trayectoria en la temática, desarrollan, a través de videos explicativos asincrónicos, el marco conceptual de su alcance, al que suman bibliografía de soporte. Entre las expertas y expertos, se encuentran voces como la de Dora Barrancos, investigadora, historiadora y socióloga de la UBA; Diana Maffia, doctora en filosofía de la UBA; Graciela Morgade, exdecana de la Facultad de Filosofía y Letras; entre otros y otras.

Se estima que la duración del curso sea de 4 semanas, pero al ser completamente virtual y autoadministrado, cada cursante puede manejar los tiempos y el ritmo de la cursada de acuerdo a su propia disponibilidad. Para obtener la certificación, se deben completar y aprobar una serie de guías de preguntas tipo multiple choice y una encuesta con información personal. 

Virtualidad y pandemia 

En el contexto de la pandemia del COVID-19 y el consecuente aislamiento social, la UBA se encuentra desarrollando estas formaciones, cumpliendo lo que establece la Resolución Nº 1995/2019.

El 31 de julio finalizaron las primeras ediciones destinadas a docentes y nodocentes. Para su acceso a la formación en materia de género, se habilitaron dos aulas virtuales en el Campus Académica con los contenidos específicos de los cursos. El 17 de agosto comenzó la segunda. Hasta el momento, ya se capacitó a más de 15.000 personas entre docentes y nodocentes. 

En su edición para estudiantes de grado y posgrado también ya se encuentra activa y con los contenidos habilitados. Con una inscripción masiva, ya están matriculados alrededor de 66.000 alumnos de la UBA. 

Esta formación estará abierta y disponible hasta mitad de diciembre de este año, también para docentes y no docentes, y se repetirá luego en futuras ediciones para quienes no puedan completarla en esta oportunidad.

Importante distinción internacional a profesionales del Instituto Roffo

Un grupo de profesionales del Instituto Roffo, dependiente de la Universidad de Buenos Aires fue distinguido a nivel internacional como el mejor equipo de tratamiento de cáncer torácico en  Latinoamérica. En el Día Mundial contra el Cáncer, conversamos con una de las premiadas, la Dra. Mónica Castro, Jefa del equipo de la Unidad Funcional de Oncología Torácica.

Grupo de profesionales distinguidos por la IASLC

La Asociación Internacional para el Estudio de Cáncer de Pulmón (IASLC) cada año premia  a diferentes equipos multidisciplinarios que brindan atención excepcional a sus pacientes, con la particularidad de que son los mismos pacientes con cáncer de pulmón, o sus familiares, quienes realizan las nominaciones de acuerdo a su propia experiencia.

Se evalúa la trayectoria del equipo y la Institución en relación a la confianza que ofrece el equipo, la posibilidad de compartir decisiones, accesibilidad al tratamiento ofrecido, las opciones de tratamiento que brinda la institución, la información recibida, la posibilidad de testeo tumoral histológico y molecular y el soporte de control sintomático que se brinda al paciente.

La asociación, con sede en Singapur reconoce una sola institución por región y participan cinco regiones: América del Norte, Europa, América Latina, Asia y el resto del mundo. Por Latinoamérica, los profesionales del Equipo de la Unidad Funcional de Oncología Torácica/Transferencia, que fueron distinguidos junto a la Dra. Mónica Castro, son la Dra. Carolina Gabay, el Dr. Pablo Cresta y la Dra. Mara Bonet.

Para la Dra. Mónica Castro,  esto “representa un reconocimiento muy importante porque se origina en la mirada del paciente. Si bien en la selección el panel internacional tiene en cuenta la trayectoria del equipo y la institución donde se desempeña, la iniciativa es  del  paciente asistido y sus familiares. Esto para nosotros es el logro máximo, nos dignifica y estimula a seguir frente a las numerosas dificultades “.

El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en todo el mundo. En Argentina esto se cumple en hombres, mientras que en mujeres, el cáncer más mortal es el de mama, mientras que el de pulmón ocupa el segundo lugar con el cáncer colorectal. Sin embargo, según aclara la especialista: “En las últimas décadas  se ha destacado el  incremento sostenido de cáncer de pulmón en mujeres como consecuencia de la expansión del consumo del tabaco en la población femenina. Si bien este incremento de casos de cáncer de pulmón se extiende también a  personas no fumadoras, cuya etiología se encuentra en estudio, el tabaco es indiscutiblemente su principal agente causal constituyéndolo en uno de los tipos de cáncer prevenibles”.

El año próximo se cumple el centenario de la inauguración del primer pabellón del Instituto de Medicina Experimental para el Estudio y Tratamiento del Cáncer por parte del Dr. Ángel Honorio Roffo, quien fuera fundador y director del mismo. A propósito de esto, la Dra. Mónica Castro reflexiona: “No podemos dejar de mencionar que fue pionero en describir los carcinógenos del tabaco y los cánceres asociados al consumo del mismo. La lucha con la industria tabacalera,  muchos años después se basó en estos estudios para probar el daño por tabaco”

El trabajo que desarrolla cada unidad funcional del Instituto Roffo es transdisciplinar, donde se conectan diferentes equipos de profesionales: oncólogos, cirujanos,  radioterapeutas, patólogos, biólogos, neumonólogos, imaginólogos y paliativistas,  para abordar la problemática del paciente oncológico.  El trabajo de este equipo multidisciplinar está integrado también por los cirujanos torácicos Dr. Luis Thompson y Doctores Adrián Gilardoni y Lucas Arias, Dra. Catalina Pogany y la Dra. Iris Boyeras.

Para finalizar, la Dra Castro elige destacar el legado del Dr. Roffo, quien fue tres veces candidato al Nobel, supo desarrollar la actividad asistencial, la proyección experimental  y estadística en el primer centro de Latinoamérica solo dedicado al estudio y tratamiento del cáncer.  Siguiendo sus pasos, la Unidad Funcional de Tórax y Transferencia prioriza la investigación académica independiente además de la labor asistencial. En los últimos años se presentaron numerosos trabajos relacionados al tema, que ponen al instituto de la UBA al más alto nivel internacional.

“A una centena de años de distancia, y  enfrentando una pandemia de por medio, consideramos que los principios que dieron forma a esta institución  en sus inicios, hoy sostienen nuestras acciones:  la formación de personal para el cuidado integral del paciente oncológico, la investigación académica independiente como pilar en la lucha contra el cáncer y el respeto y comprensión frente al dolor humano como eje fundamental de esta labor. Estas premisas pueden cumplirse con el apoyo y fomento de políticas públicas para sostenerlas y afianzarlas”.