Albert Einstein en la UBA

Einstein en el auditorio del Colegio Nacional Buenos Aires

Los años 20 del siglo pasado fueron un período de intercambio científico y académico en el mundo. Argentina fue uno de los destinos elegidos por muchos científicos, a la vez que expertos y estudiantes argentinos continuaban su formación en el exterior. La UBA fue parte de ese movimiento científico internacional, concediendo becas para el perfeccionamiento en el exterior, e invitando a expertos, en pos de la transformación en la que se encontraba, que apuntaba en una dirección más científica, y no enfocada sólo en la formación de profesionales.

En ese marco fue que se gestó la visita de Albert Einstein, un científico ya famoso para la época, que estaba revolucionando no sólo la física, sino la ciencia en general. Fue el ingeniero Jorge Duclout quien inició el contacto con el científico alemán, aprovechando que el físico estaba de gira mundial desde 1920 para dar a conocer su Teoría de la Relatividad, y de paso, para brindar una buena imagen de la ciencia alemana.

Duclout mismo era inmigrante académico, físico e ingeniero de origen francés que se había radicado en el país a fines del siglo XIX. Fue profesor de ingeniería en la UBA, y una figura local e internacional reconocida, para la época de la visita de Einstein. Ellos se conocían de sus épocas de estudiantes en el Politécnico de Zurich, Suiza.

Duclout fue uno de los principales divulgadores de la Teoría de la Relatividad en Argentina, y por ello hizo se contactó con el afamado científico alemán, para que viniese a dar un ciclo de conferencias sobre el tema, en la Universidad de Buenos Aires.

Revolución científica

La teoría de la relatividad de Einstein desbancó siglos de la física formulada por Isaac Newton, al menos en cierta medida. Einstein comprobó que Newton se había equivocado al considerar que el tiempo y el espacio eran constantes. Él demostró que cuanto más rápido nos moviésemos, más lento pasaría el tiempo. Todo era relativo.

Su teoría incluye la ecuación más famosa de la historia: E=mc2, que implica que la masa de un objeto aumenta al desplazarse a gran velocidad. Esto a su vez lleva a la idea de que la materia y la energía son intercambiables, dos estados de la misma cosa. Esta genial deducción le permitió a Einstein revolucionar la ciencia, dándole explicación a fenómenos inexplicables hasta el momento.

Como si fuese poca la fama por generar tanto revuelo científico, con el eclipse de sol de 1919 se pudo comprobar su teoría de forma práctica. El eclipse permitió a los físicos observar cómo se comportaba la luz, y poder ver si Einstein tenía razón, y la tuvo. Esto lo convirtió en una celebridad mundial a la que todos querían conocer y escuchar. Razón por la cual al año siguiente inició una gira mundial dando charlas.

La UBA de los años 20

La UBA en los años 20 estaba todavía adaptándose a los cambios revolucionarios de la Reforma Universitaria de 1918, y uno de esos cambios era el de incluir la extensión universitaria, es decir, sacar el conocimiento de las universidades a las calles.

El rector de esos tiempos, José Arce (1922-1926) propició el intercambio internacional, y fue también quien impulsó la inclusión en el presupuesto nacional de una partida para becas en el exterior. Bernardo Houssay fue otro de los promotores de las becas en el exterior, ya desde 1923 insistía con la importancia de que los estudiantes de la UBA tuviesen alguna formación en el exterior, para potenciar el intercambio de conocimiento internacional.

Como parte de ese intercambio, muchos expertos alemanes, franceses y españoles visitaron el país para dar cursos y charlas, en esos años. En ese marco fue que se gestó la visita de Albert Einstein a la Argentina. La financiación de su viaje fue con ese presupuesto de la UBA, si bien otras instituciones aportaron, como la Institución Cultural Argentino-Germánica y la comunidad judía argentina.

Einstein en la UBA

El científico alemán llegó un 24 de marzo de 1925 al puerto de Buenos Aires, recibido no sólo por autoridades de la UBA, sino por una gran cantidad de público y periodistas. Todos querían saludar al célebre científico, sacarle una foto, y tener algunas palabras para sus medios de comunicación. “Nueva York atenuada por el sur”, opinó Einstein sobre la Buenos Aires que lo recibía.

En la UBA Einstein dio varias charlas, ocho en el auditorio del actual edificio del Colegio Nacional Buenos Aires, y otra en la Facultad de Filosofía y Letras. De esto el físico recordó “los jóvenes siempre agradables y se interesan por las cosas”. También visitó varios centros de investigación de la UBA, así como el Museo Etnográfico. Parte de su estadía también la aprovechó para visitar otras universidades, en ciudades como La Plata y Córdoba.

Estuvo un mes en el país, tiempo que aprovechó no sólo para dar 12 conferencias, en total, sobre su teoría de la relatividad, sino también para conocer la Argentina, a sus científicos y universidades. Ese mes de visitas le permitió opinar que “Los programas de los estudios secundarios y superiores que he examinado, me demuestran que este país no necesita aprender mucho de los centros culturales de Europa. En medicina, creo no equivocarme, ha llegado a su punto más alto. Pero en lo que concierne a las matemáticas en general, debo aclarar que el gobierno argentino debería intensificar más aún los estudios de la técnica, pues no es justo que un país tan progresista como la Argentina tenga que acudir al extranjero para contratar tal o cual profesor”.

En la actualidad, la UBA es una de las universidades mejor ubicadas a nivel internacional en el área que Einstein recomendaba “intensificar” los estudios. Algunos historiadores opinaron que la visita de Einstein no generó un impacto importante en la ciencia local, pero lo cierto fue que, si bien no fue inmediato, el efecto se debe haber sentido, ya que la física y matemáticas argentinas fueron despegando al grado de que hoy son de las más importantes a nivel mundial.

La física se acerca a las empresas

Cuando se habla de física, la mayoría tiende a pensar en lo diminuto, los átomos, o en lo descomunal, los planetas y las estrellas. Pero la física no sólo es útil para estudiar y explicar la naturaleza, sino que puede aplicarse para resolver problemas que surgen en el ámbito de empresas que necesitan procesar gran cantidad de datos.

Es sorprendente que un banco o una empresa que hace asesoría en finanzas, contrate físicos entre sus empleados. Algo similar ocurre en empresas que usan grandes cantidades de datos para asesorar a otras empresas en la toma de decisiones, o con compañías que venden paquetes de turismo online, o que hacen logística. Sin embargo, estas empresas, suelen enfrentar problemas que para un físico son naturales y pueden resolver. Como ejemplo, cabe mencionar a Paola Rodriguez Imazio y Pablo Polosecki, egresados de la UBA, que trabajan en Servicio Meteorológico Nacional y en IBM, respectivamente.

Cerca del 50% de los físicos del país se forman en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, por eso el Departamento de Física decidió crear el espacio DF Innova, desde el que buscan, no sólo mantener un vínculo constante con graduados y graduadas, sino ayudar a crear y fortalecer el vínculo y mejorar las posibilidades en el ámbito privado empresarial.

Física en las empresas

“DF Innova es un espacio en el Departamento de Física que busca generar un diálogo más fluido con el sector productivo, y especialmente con empresas que en los últimos años comenzaron a contratar muchos graduados de nuestra carrera”, contó Pablo Mininni, que es profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, e investigador principal UBA/Conicet.

“Desde el crecimiento de la ciencia en Argentina a fines de los 50s, hay un deseo por transferir conocimiento y por tener empresas en el país que tengan departamentos de investigación y desarrollo que puedan tomar a nuestros graduados”, dijo Mininni.

Pablo Mininni en el laboratorio

“Siempre existió un grupo de empresas (siderúrgicas, petroleras, empresas que trabajan en óptica o materiales) e instituciones del Estado que tomaban físicos. Pero en los últimos años esto explotó con empresas que necesitan procesar gran cantidad de datos, que tiene otros problemas interesantes y desafiantes para los físicos, y que toman muchos recursos humanos”, agregó Mininni.

DF Innova busca hablar con estas empresas, contarles qué perfil tienen los graduados y graduados en física de la UBA, y conseguir que los departamentos de recursos humanos los busquen. Al mismo tiempo, entablar un diálogo entre la universidad y los y las graduadas para mantener el vínculo.  Para ello generan actividades y reuniones con empresas del sector de la llamada economía del conocimiento.

“La economía del conocimiento engloba actividades que para producir bienes o servicios requieren conocimiento tecnológico o científico específico”, explicó Mininni. “Esto incluye empresas que fabrican tecnología de punta como la industria satelital, pero también las que fabrican bienes menos tangibles como software, o que brindan servicios de logística, o de asesoría financiera”.

Estas empresas generan un porcentaje importante de las exportaciones en Argentina, y están en crecimiento, con muchas posibilidades en el presente y a futuro. Es un sector en el que la investigación juega un rol importante.

“Puede costar imaginarlo, pero para vender productos por internet, vender pasajes de avión en forma masiva, o para armar un servicio de delivery a nivel nacional, hay que procesar muchos datos, identificar tendencias, adelantarse. Y para eso el modelado de estos problemas es importante. Y ahí entran los físicos, junto con matemáticos, computadores científicos, y otras profesiones”, aclaró el físico.

El trabajo de un físico

“La formación de un físico empieza en el laboratorio, midiendo, curando datos, aprendiendo a identificar comportamientos, y generando modelos para esos datos”, explicó Mininni. “Eso permite que un físico trabaje en ámbitos que pueden parecer sorprendentes. Además del mundo de la investigación, tradicionalmente trabajan en la industria del petróleo, en física médica, óptica, en empresas que trabajan creando y comercializando nuevos materiales, en centrales nucleares, o en la industria satelital”.

“Pero la formación sobre cómo curar y modelar datos abre las puertas a otras áreas. Ámbitos que crecieron en los últimos años, y que además tienen problemas interesantes para los físicos. Por ejemplo, el sector financiero, especialmente en lo que se llama “quant” o análisis cuantitativo en finanzas, usa muchas herramientas de física para gestionar activos, evaluar riesgos en inversiones, fijar precios, o para hacer trading. Eso incluye el modelado estocástico y la mecánica estadística, algo que los físicos aprenden para entender cómo se comportan los gases. Son problemas divertidos para nuestros graduados”, comentó el físico.

Un físico en IBM

Un ejemplo de esto es Pablo Polosecki, doctor en física que trabaja en el gigante informático IBM. Estudió en la UBA, e hizo su licenciatura trabajando en neurociencia cognitiva. “Me gustó lo de las neurociencias y me fui a hacer el doctorado en Estados Unidos, en la Universidad de Rockefeller, en laboratorio que estudiaba el reconocimiento de rostros y la atención visual”, contó Polosecki.

“Así fue que durante mi doctorado comencé a familiarizarme con técnicas de machine learning, informática, y la combinación con su aplicación en neurociencias, un tema que me empezó a interesar cada vez más”, agregó el físico. “Entablé contacto con Guillermo Cecchi que es un científico argentino que trabaja en IBM, y me fui a hacer un posdoctorado en industria unos 3 años, y eventualmente me ofrecieron que me una como investigador permanente”.

Enseñando a la máquina o machine learning

“La transición de la academia a la industria fue bastante suave, en mi caso, porque la verdad es que siento que el trabajo que hago hoy en día se parece mucho al que haría alguien en un campo similar en la academia”, explicó Polosecki. “Tiene sus diferencias, por supuesto, porque el sistema de financiamiento es diferente. Otra diferencia, tal vez, es que uno suele pensar en resolver problemas que resulten prometedores para la industria. Las prioridades, de algún modo, se ven moderadas con esa visión”.

“En particular”, aclaró el científico, “yo estudio un conjunto de condiciones psiquiátricas y neurológicas como pueden ser psicosis, esquizofrenia, demencias, etc, e incluso dolor crónico de espalda. Mi trabajo es totalmente computacional, solemos analizar datos que nos proveen colaboradores o clientes. A partir de ellos hacemos modelos matemáticos predictivos de machine learning. Se relaciona con mi educación como físico porque el aparato conceptual que utilizamos, que van desde elementos de sistemas dinámicos, redes complejas y estadística, vienen de la física y que después también aprendí y desarrollé durante mi doctorado”.

Una física estudiando la atmósfera

El caso de Paola Rodriguez Imazio está más relacionado con la academia, ya que es investigadora de CONICET, pero con lugar de trabajo en el  Servicio Meteorológico Nacional. Desde su tesis de licenciatura, y también durante el doctorado, Paola trabajó estudiando el comportamiento de gases y aerosoles de la atmósfera, lo que se conoce como dinámica de escalares pasivos en flujos turbulentos, en física. Para ello tuvo un fuerte componente de programación en diversos lenguajes computacionales, y el uso de datos de simulaciones numéricas.

“Cuando termine mi doctorado me fui a trabajar en una instancia posdoctoral a la Ècole Normale Supèrieure de París”, contó la física. “En este caso, si bien el problema también lidiaba con la dinámica de flujos turbulentos, y también usando datos de simulaciones numéricas, se trataba de un problema más aplicado a la industria: el flujo turbulento y el desarrollo, no deseado, de inestabilidades dentro de una bomba electromagnética. Este tipo de dispositivos se utilizan como máquinas refrigerantes en la última generación de reactores nucleares, reactores ecológicos”.

“Esta instancia fue tan enriquecedora como mi doctorado. Trabajar en con un grupo diferente, tanto a nivel cultural, como temático, inmerso en un sistema científico también distinto al nuestro”, agregó Rodriguez Imazio. “Esto me brindó perspectiva, además de conocimientos científicos. A esta altura ya había gestado el concepto de que los científicos podemos hacer un montón de cosas interesantes, no sólo dentro de la academia, sino también en el ámbito privado y dentro del Estado. El entrenamiento sobre cómo armar modelos, analizar muchos datos, es ideal”.  

“Mi amor por los flujos turbulentos y mi entrenamiento en el modelado numérico de estos sistemas y en la computación de alta performance, me llevaron a considerar al Servicio Meteorológico Nacional como un lugar en el que podría desarrollar mi potencial como investigadora, aportando a problemas de aplicación directa. A principios del 2018 volví de Francia gracias a una beca de reinserción del CONICET, y con dos integrantes más en la familia”, relató Paola.

“Mis tareas están repartidas entre la investigación y las tareas operativas relacionadas con el supercómputo”, continuó la física. “Como investigadora, mi trabajo está relacionado con la dinámica de la atmósfera en la región antártica. En particular, el transporte y la difusión de gases traza, de gran interés en el contexto del cambio climático”.

Mi consejo para estudiantes”, cerró Pablo Polosecki, desde su experiencia “es que aprovechen el período de formación universitaria para aprender toda la matemática que puedan, porque cuando uno es más grande y está tratando de hacer trabajos más puntuales y concretos, casi que no hay tiempo para aprender más matemática. También que aprovechen la licenciatura y el doctorado para relacionarse con la mayor cantidad de colegas posibles, para buscar afinidades y que se abran nuevas oportunidades. Cuando uno hace eso de manera activa encuentra que hay un millón de formas de hacer algo muy interesante dentro de la industria”.

Clasificar células cancerosas con inteligencia artificial

Imagen del artículo publicado en Scientific Reports

Investigadoras e investigadores de la UBA desarrollaron un método para clasificar células cancerígenas de forma automática valiéndose de la inteligencia artificial. Este estudio aporta nuevas herramientas para diagnóstico y tratamiento en la lucha contra el cáncer de mama.

El cáncer de mama es uno de los más comunes entre las mujeres que, detectado a tiempo, puede tratarse de forma más eficiente, por lo que las herramientas de diagnóstico son vitales para prevenir este tipo de tumores malignos. Allí es donde puede ayudar, y mucho, la investigación de las científicas y científicos de la Universidad de Buenos Aires.

El estudio, recientemente publicado en la prestigiosa revista Scientific Reports, buscaba generar un método de diagnóstico automático que pudiese clasificar células de cáncer de mama en función de sus características. Lo lograron utilizando imágenes tomadas con microscopios y analizadas de forma automática mediante inteligencia artificial. Todo esto sin necesidad de múltiples muestras, lo que acelera y abarata el diagnóstico y el tratamiento.

En los últimos años, la técnica de los microscopios automáticos ha permitido estudiar células cancerígenas de forma sencilla y simple, sin necesidad de tomar gran cantidad de muestras. Las investigadoras e investigadores de la UBA han entrenado a un programa de computadora, mediante técnicas de inteligencia artificial, a que pueda diferenciar células cancerígenas entre sí a partir de fotos tomadas con los microscopios.

Clasificación automática

“En este proyecto nos concentramos en un problema puntual, que consiste en clasificar células de cáncer de mama como vivas o muertas basándonos en, lo que podríamos decir, es una foto de la célula”, dijo el especialista en computación gráfica Emanuel Iarussi, profesor de la UBA, quien formó parte del estudio.

“Esas fotos no son exactamente iguales a las que saca un celular, son fotos en blanco y negro que se obtienen a partir de un microscopio en una resolución bastante alta”, aclaró Iarussi, profesor adjunto del Departamento de Computación en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, e investigador del Conicet.

“El proceso comienza plantando células en unos dispositivos que tienen la capacidad de hacer circular un medio por entre las células, a través del cual vos las alimentás o les pasás alguna droga para probar terapias in vitro, sin necesidad de hacerlo en animales. Simultáneamente, tenés la capacidad de ir fotografiando esas células con un microscopio que se programa para tomar distintas capturas a intervalos regulares de tiempo”, explicó el experto.

Esa es la tarea que la médica e investigadora Gisela Pattarone estuvo realizando en la Universidad de Friburgo de Brisgovia de Alemania, como parte de una maestría que inició en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Allí cultivó células de cáncer de mama a fin de probar el efecto de distintos tratamientos quimioterapéuticos. Esto le permitió coleccionar una base de datos enorme con fotografías de estas células.

Ahora bien, para poder saber si la terapia está siendo o no efectiva, es necesario conocer si las células del cultivo están muriendo. Para determinarlo, se disuelven en el medio de cultivo tinciones fluorescentes que, bajo una luz especial, revelan cuáles células han muerto. Algo similar a lo que pasa cuando se ilumina un ambiente con luz negra y resalta los colores fluorescentes.

Pattarone coleccionó una gran base de datos de imágenes en las que claramente se podía identificar si una célula había muerto o no. Allí fue cuando se puso en contacto con expertos en computación e inteligencia artificial de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, que incluye a Iarussi, y también a Luciana Ferrer, del Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada de la UBA; a Laura Acion del Instituto de Cálculo de la UBA; y a Marian Simian, del Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín.

“Lo que se nos ocurrió”, contó Iarussi, “fue utilizar estos datos para entrenar un algoritmo automático que aprenda a hacer lo mismo que la tinción, pero sin ella. Es decir, que solo “mirando” la foto de la célula pueda reconocer si está viva o muerta. Por supuesto que no se nos ocurrió solo a nosotros, hay trabajos similares en microalgas, pero no pudimos dar con nada similar en cáncer, sobre todo por la falta de datos, algo que a Gisela le sobraba”.

Entrenando a la máquina

¿Cómo se le enseña a una computadora a identificar células cancerígenas? Lo primero es contar con una amplia base de datos que sirva de fuente, la cual obtuvo Pattarone mediante microscopio. Lo siguiente es entrenar a la máquina, crear un método de aprendizaje automático, lo que se suele llamar machine learning, necesario para que una inteligencia artificial pueda procesar datos.

“Evaluamos distintas arquitecturas de redes neuronales”, explicó Iarussi. “Estos modelos funcionan muy bien en imágenes, particularmente cuando contás con grandes cantidades de ellas. Por ejemplo, la cámara inteligente de tu celular que detecta si le sacás una foto a un perro o a un auto utiliza modelos similares a estos”.

“Lo que vimos”, continuó el experto, “es que fueron altamente capaces de clasificar las imágenes correctamente. La forma en que entrenamos estos algoritmos se conoce como entrenamiento supervisado. En pocas palabras, le mostrás sucesivamente imágenes etiquetadas con el resultado de clasificación esperado, y el algoritmo va ajustando su capacidad de respuesta para intentar acertar. Es clave ser muy cuidadosos en este proceso para disminuir el impacto de posibles sesgos, por eso fuimos muy rigurosos con la evaluación”.

Las aplicaciones para este método de identificación de células cancerígenas son múltiples, pero la principal es que puede reducir mucho el tiempo y los costos de la investigación, del diagnóstico y de los tratamientos. “Un microscopio más inteligente podría decirte si tu terapia in vitro está funcionando o no, solo basándose en una clasificación automática de las células con cierto nivel de certeza”, explicó Iarussi. Esto permitiría a los especialistas poder aumentar o disminuir una droga durante un tratamiento, por ejemplo.

“Algo muy importante”, explicó la médica Gisela Pattarone, “es que esta técnica permitiría realizar mayor número de investigaciones in vitro con cultivos celulares, es decir, con células humanas cancerígenas en laboratorio y esto reduciría el impacto del uso de animales, aumentando la posibilidad de hacer mayor investigación en células humanas y con mayores ensayos farmacológicos preclínicos antes de que una nueva droga salga al mercado”.

El equipo de investigadores no sólo desarrolló una gran base de datos, y con ella un sistema de detección inteligente, sino que pusieron ambos a disposición de la comunidad científica internacional, a fin de agilizar la investigación a nivel mundial. “Es vital poder brindar a toda la comunidad científica la misma posibilidad que yo busqué desde que comencé la investigación, de disminuir el impacto del uso de animales de laboratorio y aumentar los estudios in vitro en células humanas”, contó Pattarone.

“Esto es muy útil para etapas pre clínicas del desarrollo de fármacos con el fin de disminuir la gran cantidad de efectos adversos que se observan en la población en general, como resultado de fármacos comercializados con poca base preclínica y clínica. Creo que al compartir los datos, el conocimiento y siendo totalmente transparentes se logra dar oportunidades de crear, idear e innovar en esta línea por un bien mayor de la salud de las personas y los animales”, concluyó la médica e investigadora de la UBA.

Defensoras de nuestra salud y del medioambiente

En el mundo hay, aproximadamente, 20.000 especies  de abejas, de las cuales alrededor de 1.100 están presentes en Argentina. Juan Pablo Torretta, profesor de la Facultad de Agronomía, afirma que las abejas “se encuentran críticamente afectadas por el cambio en el uso de la tierra, la introducción de especies exóticas y el abuso de agroquímicos” 

El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas que tiene por objetivo sensibilizar, a toda la población, acerca del papel esencial que las abejas y otros polinizadores desempeñan en el mantenimiento de nuestra salud y la del planeta.

Mientras los Estados Nacionales continúan enfrentándose a los efectos de la pandemia del Covid-19, el lema de este año será “Compromiso con las abejas: reconstruir mejor en beneficio de las abejas”.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) “algunos polinizadores como las abejas, las aves y los murciélagos inciden en el 35{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de la producción agrícola mundial, elevando la producción de 87 de los principales cultivos alimentarios del mundo, y de muchos medicamentos derivados de las plantas. El 75{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de los cultivos de todo el mundo que producen frutas o semillas para uso humano como alimento dependen, al menos en parte, de los polinizadores”.

Pero ¿De qué hablamos cuando decimos abejas? Juan Pablo Torretta, profesor adjunto de la Cátedra de Botánica General de la Facultad de Agronomía, dice que “cuando hablamos de abejas, instantáneamente, pensamos en la abeja doméstica y todos sus productos: la miel, el propóleo, la jalea real, entre otros. Incluso, nos remite al pensamiento romántico de una colmena con una sociedad bien establecida y un trabajo coordinado entre todos sus habitantes” 

Pero, sin embargo, las abejas son mucho más que la abeja de miel. Torretta específica que “en el mundo hay, aproximadamente, 20.000 especies  de abejas, de las cuales alrededor de 1.100 están presentes en Argentina”. 

¿Qué son estos insectos polinizadores? 

Torretta explica que “las abejas son un grupo de insectos himenópteros con un ciclo de vida muy particular que se caracteriza por la alimentación de sus larvas con granos de polen (a veces mezclado néctar, aceites flores, etc.),  por lo cual, las abejas son un grupo de avispas vegetarianas. Esta particularidad hace que las hembras nidificantes (o sus obreras) vayan reiteradas veces a las flores por el polen, así como por néctar y otros recursos, y sean consideradas el grupo de animales polinizadores más eficientes”. 

“Para poder colectar, transportar hacia el nido y manipular dentro del mismo al polen, las abejas hembras han sufrido notables modificaciones morfológicas en distintas partes de su cuerpo”, afirma Torretta.

También, en cuanto a su morfología y coloración las abejas son muy variables. Torretta cuenta que “las especies más chicas de abejas miden 3-4mm mientras que las mayores alcanzan 35-40 mm”. Y, respecto de sus colores, Torretta agrega que  “las hay verdes, azules, negras, rojas, con manchas amarillas o mechones de pelos llamativos, incluso algunas exhiben reflejos metalizados, o bien como la conocida abeja de miel”.

En cuanto al polen que utilizan para alimentar a las larvas, las abejas también exhiben variabilidad. Torretta aclara que “existen especies generalistas, es decir, que utilizan granos de polen de distintas especies vegetales. Las especies sociales, que tienen gran cantidad de cría en sus colmenas, son ejemplos de especies generalistas.  Hay también especies oligolécticas, es decir que utilizan granos de polen de algunas pocas especies (muchas veces emparentadas filogenéticamente) y en el otro extremo hay especies monolécticas, que restringen su dieta polínica al uso de solo una única especie de planta.

Solitarias, sociables y parásitas

La estructura social de las distintas especies de abejas es variable. Torretta aclara que “la mayoría de las especies de abejas son solitarias. Esto implica que una sola hembra construye y aprovisiona su nido que consta de celdillas construidas con diversos materiales (cera, hojas, pétalos de flores, resina, aceites florales y piedritas) en los cuales, la hembra pone un huevo y una carga polínica de la que se alimentará la cría. 

Pero, sin embargo, Torretta aclara que “otras especies de abejas son sociales con casos en los cuales dos o más hembras viven en el mismo nido y conforman una colonia. En estos casos, existen distintos niveles de socialidad: abejas primitivamente sociales con colonias temporales y abejas morfológicamente similares, y abejas eusociales con colonias perennes, con diferencias morfológicas entre reina y obreras y alta dependencia entre castas, como la abeja melífera”. 

Además, existen, cuenta Torretta !especies parásitas que no construyen nidos, pero como requieren polen para que el desarrollo de sus crías, atacan nidos de otras especies de abejas. La mayoría de estas especies atacan nidos de especies solitarias y cómo consumen el polen colectado por la abeja huésped se las llama cleptoparásitas (que roban el alimento). Además, hay especies parásitas sociales que atacan nidos de especies sociales”.

La importancia de conservarlas

Torretta cuenta que “las abejas son las responsables de la polinización de la mayoría de las especies de plantas con flores (Angiospermas) y muchos de nuestros alimentos son producidos por las abejas”. 

“En el mundo, se manejan comercialmente un puñado de abejas (las más conocidas son la abeja melífera, Megachile rotundata, una especie asiática que poliniza la alfalfa, pero hay algunas especies de abejorros, de abejas carpinteras); sin embargo, el servicio ecosistémico ofrecido por las abejas silvestres es también muy importante”, agrega Torretta. 

El profesor de la Facultad de Agronomía sostiene que “actualmente, se sabe que para algunos cultivos la eficiencia de polinización de las especies silvestres es mayor que la de algunas especies manejadas, y que la presencia de abejas silvestres y manejadas pueden generar interacciones sinérgicas”. 

“Además, agrega Torretta, dejando un poco de lado nuestra mirada antropocéntrica, las comunidades de plantas silvestres se ven favorecidas en ecosistemas con diversidad de polinizadores. Actualmente, las abejas silvestres y manejadas (así como otras especies de animales y plantas) se encuentran críticamente afectadas por el cambio en el uso de la tierra, incluyendo la pérdida y la fragmentación del hábitat, la introducción de especies exóticas, y el uso (y abuso) de agroquímicos (pesticidas y/o herbicidas)”. 

“Estamos en un momento bisagra en el cual debemos repensar cómo producir alimentos y otros recursos, a partir de un manejo amigable con el medio ambiente y todos sus participantes”, advierte Torretta.

Conociendo a los grandes desconocidos

El 20 de mayo se celebra el Día Internacional del Ensayo Clínico. Christian Höcht, profesor de de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, afirma que “es una oportunidad ideal para tomar conciencia de la importancia y el valor que representan los ensayos clínicos en la obtención de medicamentos y vacunas capaces de mejorar la calidad y expectativa de vida”

Todos los años, el 20 de mayo se celebra el Día Internacional del Ensayo Clínico en conmemoración de la fecha en la que James Lind inició el que es considerado como el primer ensayo clínico de la historia. 

Específicamente, recuerda Christian Höcht, profesor de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, “el 20 de mayo de 1747, Lind dividió a 12 marineros a bordo del barco Salisbury que padecían escorbuto –una enfermedad ocasionada por déficit de vitamina C- en seis parejas y cada una de ellas recibió un suplemento diferente: sidra, elixir vitriólico, vinagre, agua de mar, dos naranjas y un limón, o una mezcla purgante. Solo los marineros que tomaron las frutas cítricas mejoraron, transformándose en una evidencia objetiva y racional para explicar y tratar el escorbuto en alta mar”. 

A partir de esta fecha, analiza Höcht, “la historia moderna de los ensayos clínicos se vio enriquecida por una sucesión de hitos, entre los que se destaca la aparición del concepto del placebo en 1800, el primer ensayo clínico controlado doble ciego que evaluó la patulina para el resfriado común en 1943 y la evolución del marco ético y regulatorio con la declaración de Helsinki en el año 1964”. 

“Asimismo, desde el estudio fundacional realizado en 1747, los ensayos clínicos han evolucionado hacia un procedimiento estandarizado centrado en la evaluación científica de la eficacia de los tratamientos y en la protección de la seguridad del paciente. Las estadísticas del sitio de registro de estudios clínicos clinicaltrials.gov, que tuvo su inicio en el año 2000 con el registro de 1.255 ensayos clínicos, dan cuenta del crecimiento exponencial de estos estudios a un número de 36.741 en el año 2020”, afirma Höcht. 

Conociendo al desconocido

El año pasado, a partir de la cobertura mediática de la pandemia COVID-19, la población general se ha interiorizado acerca de los ensayos clínicos a los cuales son sometidos los medicamentos y las vacunas para recibir su aprobación en el tratamiento o la prevención de la infección por SARS-CoV-2. 

“Así, pudimos comprender, analiza Höcht,  que el desarrollo de un nuevo tratamiento requiere de diferentes etapas -ensayos clínicos de fase I, II, III y IV- que no pueden ser suprimidas en pos de asegurar la obtención de un medicamento o vacuna eficaz y segura”. 

Höcht detalla que “el ensayo clínico de fase I está enfocado en evaluar, por primera vez, la seguridad de nuevos medicamentos o vacunas generalmente en voluntarios sanos y tiene la finalidad de establecer la mejor forma de administrarlos. Por su parte, el ensayo clínico de fase II representa la primera exposición de pacientes al medicamento bajo desarrollo y busca determinar, de manera preliminar, su eficacia y seguridad. Finalmente, si el medicamento bajo desarrollo demostró un preliminar adecuado en el estudio de fase II, por lo general debe superar con éxito una etapa adicional a través de un estudio pivotal de fase III de diseño aleatorio y doble ciego que compara la seguridad y eficacia del nuevo medicamento con el tratamiento estándar actual o, menos frecuentemente, frente al placebo. Los estudios de fase III, a diferencia de los ensayos clínicos de las fases preliminares, suelen incluir un gran número de participantes durante un período de evaluación más largo y son realizados en centros médicos de varios países”. 

“Un aspecto importante de mencionar en la era moderna de los ensayos clínicos es la mayor transparencia de los ensayos clínicos a partir de su registro en portales de internet de acceso gratuito, la inclusión de un comité independiente de monitoreo de datos y la publicación de los resultados en revistas científicas especializadas. Todo este proceso de desarrollo de un nuevo medicamento insume alrededor de 10 a 12 años, si bien en casos de necesidad extrema, como el desarrollo de medicamentos o vacunas contra SARS-CoV-2, es acortado para dar una respuesta rápida a la situación pandémica”, afirma Höcht.   

El profesor de la Facultad de Farmacia y Bioquímica explica que “El proceso de desarrollo y aprobación de un nuevo medicamento o vacuna concluye con la revisión de los resultados de los ensayos clínicos por las autoridades regulatorias, como la Food and Drug Administration (FDA) en el caso de Estados Unidos y la European Medicines Agency (EMA) en Europa”. 

Aunque esta estructura de ensayos clínicos es ampliamente aceptada en la comunidad científica para el desarrollo de nuevos medicamentos, Höcht afirma que “no se encuentra libre de importantes limitaciones, entre ellas la poca capacidad de detectar reacciones adversas poco frecuentes, la relativamente corta duración del estudio y la exclusión de poblaciones especiales de pacientes, en especial niños y ancianos. Atendiendo a estos defectos de la investigación clínica, una vez aprobados, los nuevos medicamentos continúan siendo evaluados durante su comercialización a través de la farmacovigilancia y los ensayos clínicos de fase IV con la finalidad de confirmar si los beneficios del tratamiento se mantienen en la población de pacientes de la vida real”. 

“Asimismo, la farmacovigilancia, que es ejercida por todos los integrantes del sistema de salud y por el propio paciente, permite detectar reacciones adversas raras que no fueron identificadas durante el proceso de desarrollo del nuevo medicamento”. 

Höcht concluye que “este día conmemorativo es ideal para tomar conciencia de la importancia y el valor que representan los ensayos clínicos en la obtención de medicamentos y vacunas capaces de mejorar la calidad y expectativa de vida”.

Mosquitos aquí y ahora

Los mosquitos, salvo que circule el virus del dengue y el Aedes Aegypti, son más molestos que peligrosos, por esta razón, cuando aparecen de manera abrupta y en grandes cantidades, surgen las alarmas y nos preguntamos sobre su especie, cómo se reproducen y cómo se pueden controlar.

El nombre científico de los mosquitos que aparecieron últimamente en la ciudad, es Aedes Albifasciatus. Tienen una distribución muy amplia en todo el cono sur de América Latina, desde San Pablo y Coroico, cerca de La Paz en Bolivia hasta Tierra del Fuego, en Argentina.

Las hembras de estos mosquitos ponen los huevos en la tierra, en las depresiones que cuando llueve, se hacen charcos. “Actualmente, como está lloviendo cada 15 o 20 días se mantiene la dinámica de la población, que justamente necesita lluvia cada tanto para hacer eclosionar los huevos. Eso es lo que mantiene la población de mosquitos” explica el especialista Nicolás Schweigmann.

“Se van renovando los ciclos, de todas maneras, a medida que se van renovando los depredadores que tienen desarrollos más lentos, los van a ir controlando y ese control se va a ir ejerciendo más eficientemente, así las super abundancias de mosquitos van a dejar de ser super abundantes” continúa Schweigmann.

Las libélulas o alguaciles son excelentes depredadores de mosquitos, pero tienen un desarrollo de entre 3 meses y dos años, a medida que van aumentando las libélulas van controlando la población de mosquitos, “siempre y cuando no se maten las libélulas con insecticida”, aclara el investigador.

El Aedes Albifasciatus es el mosquito más austral del planeta, soporta muy bien el frío y está mucho en zona típica de charcos. En las zonas rurales de Argentina, son muy abundantes. En sus investigaciones, Nicolás Schweigmann los ha capturado en grandes cantidades a 50 metros de glaciares en las Torres del Paine, en Chile, del otro lado del Calafate.

La prevención contra el dengue

En Buenos Aires y alrededores también solemos encontrar el Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue. Como a toda epidemia, al virus del dengue se lo trabaja desde la prevención, algo que debe realizar cada persona desde su hogar, evitando que este mosquito se reproduzca.

El virus del dengue se transmite de una persona a la otra, cuando las pica, pero sería erróneo decir que es el mosquito el que esparce el virus por una ciudad, ya que, es raro que el Aedes aegypti se aleje más de 50 metros del lugar en el que nació. Incluso, “no suele cruzar la calle sino, que prefiere quedarse en la manzana”, contó Schweigmann.

Si bien el virus no está circulando ahora, estamos en tiempo de inter brote, hay que hacer una prevención profunda y mantenerlo durante el invierno. ¿Cómo? Eliminando los huevos remanentes que quedan pegados en las paredes de los recipientes con agua hirviendo, también cepillando las paredes de las rejillas donde se mantiene el agua, las que tienen sistema sifón y tirar agua hirviendo, dos veces durante el invierno.

El investigador, pretende que, como ciudadanos, cada uno pueda observar ambientalmente alrededor, junto con los vecinos, para detectar los lugares donde se junta agua en pequeños recipientes, cosa que vayamos cambiando culturalmente la forma de ver el mundo.

Continúa Nicolás Schweigmann: “Yo propongo que seamos observadores ambientales en nuestra vivienda, en nuestros lugares de trabajo, para ir generando un cambio cultural y que no haya recipientes con agua, con esto me refiero a los recipientes que tienen plantitas enraizando o hasta un cerco de cañas mal cortadas donde los entrenudos quedan abiertos y se llenan de agua”.

Otra cosa que hay que tener en claro es que la población de AE que surge en la primavera o en el período estival siguiente, depende de la cantidad de huevos que quedan remanentes y vivos durante el invierno, por eso es tan importante la prevención en esta época del año.

Ayudando a la hormona del crecimiento con nanotecnología

Investigadoras e investigadores de la UBA trabajan en un método para lidiar con la deficiencia de hormona del crecimiento que afecta a niños y niñas. Es un método que permitiría evitar la aplicación diaria, volviéndolo más eficiente, con una liberación controlada, gracias a la nanotecnología. Es decir, tecnología tan diminuta que se ubica a nivel de los átomos, de las células o de los virus.

La hormona del crecimiento es una substancia corporal vital para el desarrollo normal de niños y niñas. A veces ocurre que la glándula pituitaria no fabrica lo suficiente, generando un problema para el desarrollo presente y futuro de niños y niñas. Existen diversos tratamiento, por lo general invasivos, y complejos, por eso investigadoras e investigadores de la UBA buscan volverlos más eficientes valiéndose de la nanotecnología.

“La nanobiotecnología es la disciplina científica que se ocupa del estudio y el desarrollo de sistemas en muy pequeña escala, que llamamos nanométrica, para ser aplicados en múltiples ramas de la biología y la medicina”, explicó Paolo Catalano, docente e investigador de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. “En mi laboratorio, nos dedicamos a la aplicación de la nanotecnología para la resolución de problemas biomédicos”.

“En la escala nanométrica, la materia posee propiedades distintivas e interesantes que resultan de utilidad para estudiar más profundamente a los sistemas biológicos, para desarrollar mejores sistemas diagnósticos o para mejorar los tratamientos actuales de enfermedades crónicas, entre otros”, aclaró Catalano, también investigador del el Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (INN), nodo Constituyentes (CNEA-CONICET).

Trabajando con lo diminuto

Los materiales pueden ser producidos, manipulados y estudiados a diferentes escalas. En la escala nanométrica, los materiales tienen propiedades físicas y químicas diferentes, e interesantes que no se observan en otras escalas. Por eso los científicos eligen trabajar en esa escala, a la hora de luchar contra ciertas deficiencias de nuestro organismo.

“Un nanómetro corresponde a la mil millonésima parte de un metro”, explicó Catalano. “Para hacerlo más gráfico, un nanómetro resultaría de dividir el grosor de un cabello humano en 50.000 partes. Los materiales que denominamos nanoestructurados adoptan distintas formas y configuraciones (esferas, tubos, varillas, espigas, esponjas, entre otros) siempre en una escala entre 1 y cientos de nanómetros”.

“Nuestras investigaciones involucran materiales nanoestructurados biocompatibles. Se trata de materiales en la escala nanométrica, que dada su composición química y estructura resultan compatibles o amigables con los seres vivos. En nuestro caso particular, esto resulta fundamental dado que buscamos desarrollar sistemas que puedan brindar mejores alternativas a los tratamientos actuales para las deficiencias de la hormona de crecimiento en los seres humanos”, contó el experto.

Medicando a escala nano

En los últimos años la administración de medicamentos ha planteado numerosos desafíos a la hora de optimizar la concentración, su liberación en el momento adecuado, y todo esto de la forma menos invasiva. Existen medicamientos que deben ser administrados en momentos muy específicos, con dosificaciones complejas, combinados con otras terapias, y demás requerimientos, que con la ayuda de la nanotecnología pueden hacerse de forma más sencilla, y eficiente.

“Las hormonas son compuestos de alta potencia, es decir, con una pequeña cantidad se logra un gran efecto, y dicho efecto se encuentra fuertemente vinculado al momento de administración de las mismas”, aclaró Catalano. “En el caso particular de la hormona de crecimiento, el tratamiento de su deficiencia involucra la administración crónica de la misma y actualmente existen dispositivos que requieren inyecciones diarias de la hormona. Esto constituye un grave inconveniente para el cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes”.

“Mediante la utilización de partículas nanométricas de un material denominado silica, junto con otro material denominado colágeno, ambos biocompatibles, buscamos desarrollar un sistema que permita alojar a la hormona de crecimiento, protegerla y liberarla de manera paulatina”, explicó el científico de la UBA.

“De este modo, proponemos un sistema basado en biomateriales nanoestructurados que permita una liberación controlada y continua de la hormona y que evite su administración de manera diaria. Esto conllevaría a un mayor cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes mejorando radicalmente la eficiencia del mismo”, concluyó Catalano.

El proyecto recibió recientemente un subsidio, otorgado por la Human Growth Foundation (Fundación de Crecimiento Humano), lo que significa un reconocimiento al trabajo de un equipo de científicos, así como una ayuda económica para los costosos insumos que necesita este tipo de investigación científica. El equipo de investigadoras e investigadores incluye a gente de la UBA, como de otros institutos del Conicet, “quiero destacar al resto de las personas involucradas en el proyecto: Dr. Martín Desimone (IQUIMEFA, UBA-CONICET), Dra. Damasia Becú (IBYME-CONICET), Ing. Luis Villarruel (INN, CNEA-CONICET) y Dra. Belén Brie (IBYME-CONICET) y agradecer a la Dra. Isabel García Tornadú por su apoyo y colaboración”, enumeró Catalano.

Mosquitos: cuáles son y cómo se los controla

En las últimas semanas, en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, se observó gran abundancia de mosquitos, por lo que surgieron las alarmas con respecto a la especie, si contagian el dengue y cómo se pueden controlar, entre otras cosas. Conversamos sobre el tema con Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudios de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

Los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires se encontraron, hace unas semanas, conviviendo con gran cantidad de mosquitos. Ante la sobreabundancia y la forma abrupta en que aparecieron, también surgieron las dudas: ¿se trata del Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue?

El especialista Nicolás Schweigmann, afirmó que la especie que apareció últimamente se llama Aedes albifasciatus, que, si bien también es Aedes, no tiene nada que ver con el aegypti. Sin embargo, y si bien actualmente no está circulando el virus del dengue en la zona, hay muchísimo Aedes aegypti en varias manzanas de la zona del AMBA y en toda la parte urbana de CABA. Por esta razón, Schweigmann anticipó que si no se extreman las medidas de prevención, cuando vuelva a circular el virus, podría ser peligroso.

Aedes albifasciatus

Con respecto al albifasciatus, es una especie autóctona, que existe en la región hace muchísimos años, incluso antes de que el hombre hubiera estado aquí.

Estos mosquitos son típicos de charcos, de toda la Pampa Húmeda. En realidad, su distribución es desde San Pablo y Coroico, cerca de La Paz en Bolivia hasta Tierra del Fuego, en Argentina. Es el mosquito más austral del planeta, soporta muy bien el frío y está mucho en zona típica de charcos. En las zonas rurales de Argentina, son muy abundantes.

“Lo que sucedió este año fue que se dieron varias cosas simultáneamente” explicó Schweigmann. “El año pasado hubo una sequía prolongada, esto permitió que se acumularan muchos huevos en los bordes de los charcos, que es donde ponen los huevos estos mosquitos, se acumularon miles y miles de huevos porque las hembras siguen poniendo los huevos en la tierra, en las depresiones donde se forman los charcos. Entonces, después una lluvia importante, provocó explosiones demográficas, como la del 19 o 20 de enero en la costa, que la gente se quejaba de los mosquitos en la playa”.

Además, en Buenos Aires, se dio otro fenómeno más: en el momento que están saliendo los mosquitos del charco, en los descampados, en la provincia, si hay una corriente convectiva, una nube que larga aire frío como un chorro muy fuerte hace que se levanta el aire caliente, justo en la zona donde están los charcos, que es donde estaban saliendo los mosquitos. El aire los levanta y los lleva con el viento y esa es la razón por la que se nos inundó la Ciudad de Buenos Aires y por eso hay Aedes albifasciatus en determinadas zonas de la ciudad.

Debido a que en CABA no hay charcos, Nicolás Schweigmann aclaró que la presencia de estos mosquitos no va a extenderse por muchos días más.

Aedes Aegypti, dengue y prevención

Como toda epidemia, al virus del dengue se lo trabaja desde la prevención. Algo que debe realizar cada persona desde su hogar, evitando que el mosquito Aedes aegypti se reproduzca, ya que es este insecto el que transmite el virus del dengue de una persona a la otra, cuando las pica.

Pero sería erróneo decir que es el mosquito el que esparce el virus por una ciudad, ya que, es raro que el Aedes aegypti se aleje más de 50 metros del lugar en el que nació. Incluso, “no suele cruzar la calle sino, que prefiere quedarse en la manzana”, nos contó Schweigmann, investigador y profesor de la UBA.

Es la gente la que esparce el virus, como en toda epidemia, al moverse por la ciudad, de una ciudad a otra, o de un país a otro. Cada mosquito que pique a un infectado, esté donde esté, se convertirá en un diseminador del dengue, al transmitirlo a cada otra persona que pique. En este sentido, la menor circulación de gente debido a la pandemia, ha sido beneficioso para que el virus no entre a la región.

Como en el caso de la Pandemia de Coronavirus que nos está afectando, no debemos esperar que la tecnología nos salve, con una vacuna o con fumigaciones, sino que cada uno de nosotros debe hacer su parte. Con el COVID-19 consiste en no salir de casa, para no esparcir el virus.

En el caso del dengue la prevención consiste en observar el ambiente de nuestro entorno domiciliario y eliminar todo lo que pueda acumular agua por más de una semana. Ya que allí es donde los mosquitos depositan sus huevos, los cuales pueden resistir insecticidas, e incluso durar todo el invierno. Cada hembra pone hasta 300 huevos.

“La prevención hay que hacerla durante todo el año -destaca Schweigmann- incluido el invierno, en invierno es más efectivo porque quedan los huevos, los huevos no se mueven y los adultos sí. Si uno descacharrea en verano, los adultos se mueven se desplazan a distancias mayores para buscar dónde poner los huevos. Hay que hacerla todo el año”.

El mosquito, en general, aprovecha todo recipiente de agua que uno se olvida porque necesita aguas tranquilas, entonces si el agua queda por más de una semana, ahí va a poner los huevos en las paredes. Se tienen que cepillar las paredes de los recipientes que tuvieron agua, echarles agua hirviendo y limpiarlas bien.

No se recomienda usar ramas de plantitas en agua porque en las raíces ponen los huevos y en general, en buenos aires ha demostrado ser un lugar que, por esta razón, se han reproducido. Hay mucha gente que tienen potus en agua, o los platitos bajo las macetas y ahí ponen los huevos. “Para quienes tienen plantas flotantes, en las terrazas, les recomiendo el uso de madrecitas, que son unos peces muy chiquitos que hay en los acuarios que son comedores de larvas, de todo tipo de bichos y muy buenos controladores biológicos”.

Manzanas saludables

“Desde la Facultad de Ciencias Exactas estamos monitoreando la presencia de Aedes Aegypti desde 218 sensores ubicados estratégicamente en distintos puntos de la ciudad”, explicó Schweigmann, quien aportó que desde el gobierno Nacional se está trabajando en prevención y desde CABA, también.

¿Cómo rastrear si hay mosquitos en CABA o en tu zona?

“Si llegás a manotear, a matar a un mosquito, sacá foto, si tiene rayitas blancas es Aedes Aegypti, entonces hay un criadero en esa manzana. Buena oportunidad de hablar con los vecinos y eliminar los criaderos que pueda haber en esa manzana”, finalizó Nicolás Schweigmann.

Virus del Papiloma Humano

Más de 2300 mujeres mueren por cáncer de cuello de útero al año en nuestro país. Los virus del papiloma humano (VPH) son virus de transmisión sexual muy comunes en todo el mundo. Existen más de 200 tipos diferentes de VPH, algunos de los cuales se sabe que causan ciertos cánceres.

El profesor doctor Silvio Tatti, Jefe del servicio de ginecología del Hospital de Clínicas, explica en detalle qué es el VHP, qué consecuencias puede llegar a tener y cuáles son los tratamientos. 

“Es un virus muy frecuente que puede causar dos tipos de patologías: Algo muy frecuente son las verrugas genitales que en los estudios que realizamos en el Hospital de Clínicas indican que va a aparecer aproximadamente en el 5{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de los argentinos y argentinas. Esos serían los HPV de bajo riesgo. Y otros son los VHP de alto riesgo que tienen un número, los más conocidos son los 16 y 18, y son los que van a causar cáncer de cuello de útero. Este cáncer es la patología más grave que causa el VHP, y no lo hace inmediatamente, sino que se desarrolla a través de muchos años, habitualmente diez y veinte años, y es una enfermedad de transmisión sexual igual que las verrugas genitales”, explica el doctor Tatti.

“¿Cómo se detecta el VHP? A través de varios métodos. Uno es a través de la realización del papanicolau anual. Pero actualmente hay test de VHP que se utilizan en el programa nacional, como es el de captura híbrida, o la PCR para como test de genotipificación (esto significa saber qué número o tipo padece la paciente).

“En este caso, la mujer una vez efectuado el test conoce si tiene HPV o no y esto, cuando los test resultan positivos, en nuestro país se da en las áreas urbanas que el test es positivo en el 12 {e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} en las mujeres y en las áreas más desprotegidas es hasta un 17{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}. Es decir que la incidencia global sería de un 15{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}. También tenemos que decir que el VHP va a ser contraído por hombres y mujeres en Argentina en el 80 {e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} del total de la población a lo largo de la vida. O sea que prácticamente todos en algún momento de nuestra vida vamos a padecer la infección. Lo importante es que casi el 85 por ciento nos vamos a curar espontáneamente a través de nuestro sistema inmunitario. Lo que nos interesa es otro 15{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} en el que la infección por VHP queda persistente, ya que cuando queda persistente puede interactuar con las células del cuello del útero o de la vagina o vulva para crear cáncer de vagina, de cuello uterino y vulva”, sostiene el profesional”.

“Por año, en Argentina se detectan cinco mil nuevos casos de cáncer de cuello de útero que son perfectamente evitables y hay unas 2300 muertes por cáncer de cuello de útero que también se pueden evitar. En relación a otros países estamos en un rango intermedio, no estamos entre los países de mayor incidencia, como puede ser Ecuador o Bolivia, ni en los países de menor incidencia como los del hemisferio norte: Noruega, Finlandia o Suecia. En relación a la frecuencia, debemos disminuirla a través de los test de VHP y la otra es la prevención primaria a través de la vacunación”, dice el especialista del Hospital de Clínicas.

“El VHP se puede prevenir. Una manera es el uso de preservativo, que no previene completamente la infección, sino que lo hace en un 60{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de los casos. ¿Por qué no la previene en su totalidad? Porque es un virus que afecta toda la mucosa del tracto genital, la vulva, la vagina y el cuello del útero y por lo tanto el preservativo no puede evitar el contacto con el área genital masculina. Sí se puede prevenir de una forma primaria y es a través de la vacunación. Desde el año 2011 para las mujeres y desde el año 2017 para los hombres, hay obligatoriedad  (está en el calendario nacional) de vacunar a las niñas y los niños de 11 años con la vacuna de HPV en dos dosis separadas por seis meses. La vacuna se llama tetravalente porque tiene cuatro subtipos de VHP 6 y 11, responsables del 90{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de las verrugas genitales y 16 y 18, responsables del 72{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} (según estudios del Hospital de Clínicas) de la causa del cáncer de cuello de útero  en la Argentina”

Tatti dice que “en este año se ha disminuido la cobertura vacunal porque ha prevalecido la infección de covid-19, pero nosotros queremos refrescar en este día tan particular de la prevención del cáncer de cuello de útero, que tenemos que volver a la normalidad de la aplicación no sólo de la vacuna de VHP sino de todas las vacunas para prevenir difteria, tétanos, varicela, sarampión, etc. Otra forma de prevenirse es hacer el papanicolau a partir de los 25 años y hacerse por lo menos un test de VHP entre los 35 y 45 años de ser posible. Nosotros lo que recomendamos es la consulta anual ginecológica para prevención de todos los cánceres que pueden afectar la salud reproductiva de la mujer, a las patologías vinculadas al climaterio, como la osteoporosis, y a otros cánceres: como puede ser el cáncer de mama que inclusive es más frecuente que el cáncer de cuello uterino. El cáncer de cuello de útero de da entre los 45 y 50 años como edad promedio”

“La consulta debería incluir una colposcopia, que es la visualización del tracto genital inferior: vulva, vagina y cuello con un lente de aumento que es un magnificador de tejidos que le permite ver al médico si hay lesiones pre cancerosas. El cáncer de cuello de útero no es de rápido desarrollo, como podría ser el de páncreas, por ejemplo, sino que nos da la ventaja de que se van formando lesiones pre malignas y después finalmente estas lesiones premalignas, que en su edad promedio se dan a los 29 años, recién casi 11 años después (según el promedio en nuestro país) termina siendo un cáncer de cuello uterino invasor. Las lesiones premalignas se curan con un adecuado tratamiento. El cáncer de cuello de útero mata al 50{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de las pacientes diagnosticadas, porque el 50{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} se detectan en estadíos muy avanzados y esto simplemente por no consultar al ginecólogo que lo podría haber detectado diez años antes en su etapa incipiente. En cambio las lesiones precancerosas siempre se curan adecuadamente evaluadas en un 100{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} de los casos”, agrega.

Para finalizar, el doctor Silvio Tatti nos refiere cuáles son los tratamientos: ”Siempre depende del estadío en el que se diagnostique. Si alguien tiene una lesión pre maligna se puede hacer un LEP, que es una escisión de la superficie del cuello de útero que no trae problemas de fertilidad a futuro y se puede hacer de una manera ambulatoria.  Si tiene un carcinoma de cuello de útero en un estadío operable, se hace una operación radical que es la anexohisterectomía total con linfadenectomía, o sea que se extirpa el útero los ovarios y los ganglios de la pelvis; habitualmente, y eventualmente ante un estadío avanzado se puede hacer quimio y radiación concurrente. Siempre hay un tratamiento, pero cuando se detecta muy  temprano, la curación es del 100{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}, cuando ya hay un estadía en que deba haber intervención quirúrgica la curación es de un 70 {e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}. Cuando debemos recurrir a la quimioterapia y a la radiación la curación baja a un 40/30 {e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}. Por lo tanto para concluir, es cáncer absolutamente evitable teniendo la vacuna como prevención primaria en forma gratuita a partir de los 11 años para niños y niñas, y en adultas mayores realizando un control ginecológico habitual ”. 

Fuente: http://www.hospitaldeclinicas.uba.ar/

El Síndrome de Burnout

Es un trastorno que se desarrolla en profesiones con altos niveles de estrés y responsabilidad; lugar que hoy ocupa el personal sanitario. “Los síntomas que se destacan son la fatiga crónica, dolor de cabeza y estómago, irritabilidad, frustración, ansiedad y afecta notoriamente el rendimiento laboral” comenta Francisco Azzato, Director del Departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas.

Mientras una gran parte del país vuelve de a poco a retomar sus actividades y otros sectores entran y salen de distintos niveles de aislamiento social existe un grupo de la población que viene trabajando sin descanso desde marzo expuestos físicamente al contagio del Covid-19 y psicológicamente al riesgo de “burnout“, a estar “quemado” por la intensa sobrecarga y tensiones del trabajo. Se trata de un síndrome psicológico de agotamiento emocional, despersonalización y disminución de sentimientos de realización personal que ya afecta a trabajadores esenciales, médicos y enfermeros por igual.   

Es cada vez mayor la preocupación relacionada a los efectos negativos asociados a la carga horaria, crecientes demandas de trabajo, presiones, disminución de horas de sueño y en qué medida puede contribuir al deterioro en el desempeño de tareas habituales.

Los síntomas

“El síndrome de burnout lo sufre toda aquella persona que tenga algún cargo de responsabilidad y cumpla, con poco respiro, con las exigencias de las tareas. El cansancio, el agotamiento, la sensación de no poder dar más en el trabajo, afecta de manera directa: disminuye la atención y el rendimiento y esto puede llevar a cometer errores o a aumentar su número; puede llevar también a subestimar riesgos -en especial los relacionados al cuidado personal del personal de la salud- y como consecuencia se puede producir un aumento de las infecciones en este grupo. “Esto ha influido en el personal de salud durante la pandemia” dice el Profesor Azzato.  Asimismo agrega que “el cansancio y el agotamiento son factores que nuestra comunidad hospitalaria conoce muy bien dado el contexto; porque quién no conoce el riesgo de burnout del personal de la salud?  Pero no hay que naturalizarlo, es muy perjudicial; hay que identificarlo y pugnar por reducirlo.

El director del Departamento de Medicina Interna cuenta que el burnout es un fenómeno “multifactorial, no se puede enfocar una sola cuestión” por eso hay que estar alerta para detectar sus componentes situacionales. En relación a este tiempo de pandemia, comenta, una de las cosas más tediosas que tiene que hacer un médico a la hora de trabajar en áreas de Covid, es la preparación previa con los elementos de protección personal; ahí es donde los descuidos pueden resultar en una infección del mismo. Aclara el Prof.Azzato que, además  de los síntomas de agotamiento y cansancio se pueden sumar náuseas, dolor de cabeza y estómago, contracturas, problemas de sueño, cefaleas, falta de aire, pérdida de la memoria. En situaciones extremas el burnout te incapacita. Hay distintos grados de burnout, se puede decir que a nivel leve casi el 90{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} del personal lo ha sentido. Generalmente suele afectar a un 40{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} del personal pero en estos últimos ocho meses podríamos considerar que el 80{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} del personal ha estado en situación de alto estrés, factor clave del burnout”.

Estudio acerca del Síndrome

Sobre este punto, atendiendo a la importancia dada a este fenómeno desde el Departamento de Medicina Interna y desde la Dirección de Docencia e Investigación, se realizó un estudio (pre-pandemia)  y un informe preliminar sobre el síndrome de Burnout en la Residencia Médica elaborado por la Socióloga y Dra. en Psicología M Cristina Pecci, los Dres. Leonardo Fata y Fernanda Cohen, del Hospital de Clínicas José de San Martín.

El objetivo del trabajo fue evaluar la presencia de burnout en una muestra seleccionada al azar de médicos y médicas de la Residencia  del Hospital de Clínicas. El estudio se inició en el mes de octubre de 2019 y fue interrumpido en marzo a raíz del Covd-19.  Ochenta y tres residentes, sobre un total de 272 entre las Especialidades incluidas, respondieron el Cuestionario de Maslach sobre Burnout. De acuerdo a los resultados,  la edad promedio fue de 30.2 años el de menor edad 25 años, el de mayor 38 años; 41 mujeres (49.4{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} ) y 42 varones (50.6{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}); solteros en su gran mayoría (71,1{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}); casados y convivientes el 22{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}.

El promedio general de pacientes atendidos por día por los residentes fue de 18,7 con un amplio rango entre un mínimo de 5 pacientes y un máximo de 60. El promedio de horas de trabajo semanal en la Residencia fue de 62.25 (DE: 27.15) con un número mínimo de 13 horas y un máximo de 130. El promedio de horas de descanso en la guardia fue de 2.7. El promedio de días libres en la semana fue de 1,19. El promedio de noches por semana durmiendo en el hogar fue de 5.3.

En cuanto a los resultados de la medición del burnout en la Residencia Médica, los puntajes promedio en la evaluación del cansancio y agotamiento emocional como en la de despersonalización fueron altos –de acuerdo a los rangos provistos por la autora del cuestionario.  Los sentimientos de logro y de realización personal se ubicaron en un rango medio. Ninguno de estos componentes mostró diferencias estadísticamente significativas por género, no obstante se observaron mayores indicios de cansancio emocional en las mujeres y los varones las superaban en sentimientos de despersonalización. El burnout mostró mayor peso comparativo en residentes más avanzados en la Carrera y  en las  Residencias de Cirugía, Clínica Médica, Tocoginecología, Pediatría, Otorrinolaringología, Traumatología, Urología y Terapia Intensiva.

Por su parte, el Dr, Juan I. Ingelmo, Jefe de División Interconsulta y Urgencias en salud Mental del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas afirma que “Inicialmente debemos decir que es un síndrome compuesto por tres tipos de síntomas: de agotamiento físico (las personas suelen decir: “no se cuanto tiempo más puedo durar así”, de despersonalización o distanciamiento afectivo lo que hace que los profesionales de la salud tengan especial dificultad para empatizar con las personas y sensación de “falta de eficacia o de pérdida de sentido”, en el que los colegas sienten que lo que hacen no tiene ningún sentido. A veces se puede expresar por un temor a cometer errores o dañar”

“Las causas son variadas y probablemente no del todo bien conocidas. Por un lado hay factores constitutivos personales, pero sin duda, los factores ambientales relacionados al trabajo son un papel fundamental. Para saber si tengo síndrome de Burnout debo preguntarme si tengo algún grupo de síntomas de los referidos anteriormente”, agrega y aconseja que “al Síndrome de Burnout conviene prevenirlo. Puede llevar al depresión, trastornos de ansiedad, consumo de sustancias (todos los cuales tienen tratamiento) y hasta al suicidio en situaciones extremas Cualquier profesional de la salud no puede padecer, hay clara evidencia de médicos de diversas especialidades que lo padecen tanto terapia intensiva como medicina familiar”.

“Las prevalencias son diversas de acuerdo a varios factores. Tipo de especialidad médica, momento del desarrollo profesional que se considere (Residencia/médico de planta) y otros más. Pero en algunos estudios figura en porcentajes que van del 30{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04} al 50{e1fc1f61284d1d4b341817872d7f804ceb243d5c5dc4a498ed45e2a3e3b1df04}.. El doctor Appiani lideró un trabajo en el que síntomas de Burnout se encuentran aún en un porcentaje mayor en profesionales de nuestro Hospital. No depende tanto de la edad como de las condiciones laborales y de aspectos de personalidad individual. En cuanto al género está identificado que tanto hombres como mujeres sufren por igual los síntomas de cansancio físico y distanciamiento emocional. Algunos estudios muestran que los varones son menos propensos a experimentar el sentimiento de “falta de eficacia”, lo que en definitiva puede no resultar nada beneficioso, ya que podrían perseverar en condiciones emocionales que los condujeran a cometer errores”, recalca el Dr, Juan Ingelmo.

“Es evidente que el Burnout puede afectar no sólo nuestra afectividad cuanto nuestras relaciones significativas, lo que genera un círculo vicioso, ya que compartir experiencias significativas y tiempo con nuestros seres queridos, es, sin duda, uno de los factores que ayudan a prevenir el Burnout. La pandemia generó una condición de stress crónico que a priori genera condiciones para el aumento del Burnout. La evidencia en este sentido está en proceso, pero hay evidencia de aumento de casos de depresión y ansiedad, tanto en la población general como en profesionales de la salud, por lo que no debería sorprender un aumento de casos”, cierra Ingelmo.

Como conclusión, debemos decir que las consecuencias del Burnout son potencialmente serias para quien las padecen, los médicos, el personal de salud, y las organizaciones; afectan de diversas maneras a las distintas especialidades médicas; se asocian a diferentes factores personales, psicosociales, laborales; hay que considerar a los médicos en formación como un grupo vulnerable. El Síndrome de Burnout tiene una elevada prevalencia en este tipo de poblaciones por lo que su identificación resulta crucial y es necesaria la implementación de programas de prevención para trabajar en el cuidado del recurso institucional más valioso del sistema de salud: su personal, con  especial atención en la formación de los profesionales más jóvenes.